Con otro lleno en los tendidos
Esaú Fernández corta una oreja a una encastada y manejable corrida de Miura
En esta ocasión el reclamo principal de la tarde eran los toros de la ganadería de “Zahariche” unida a la vuelta de Manuel Escribano tras su heroica actuación en la corrida del pasado sábado 13 con los toros de Victorino Martín.
Esaú Fernández ha sido el único torero de la terna que ha podido tocar pelo en la “miurada”, que en líneas generales ha salido manejable, nobles en su conjunto y con unas armónicas hechuras, a pesar de que cuatro de los toros corridos, tenían un peso de casi 600 kilos.
El de Camas se había ganado su puesto en esta corrida, tras una temporada pasada cuajada de triunfos, incluido el indulto de un toro de Miura en Sanlúcar de Barrameda. Por lo que su preparación estaba más que contrastada. La oreja se la ha llevado tras su lidia al tercero de la tarde, primero de su lote. Un toro flojo, que se defendía por esta causa, pero que ha tenido buena condición. Lo midieron en el caballo, con alguna protesta por su blandura, y en el tercio de banderillas los subalternos dieron un mitin tras varias pasadas en falso o tras dejar un solo palo. Así que el toro llegó a la muleta defendiéndose. Esaú le costó confiarse con él en las primeras series. Pero luego fue cogiendo soltura, rompiéndose y ya fue cambiando el cariz de la faena. El resultado no fue muy compacto. Pero si muy digno, por lo que tras matarlo de una estocada trasera le concedieron una oreja.
En el último de la tarde Esaú, también se fue a recibirlo a portagayola, como ha sido norma en los otros cuatro toros de sus compañeros, y se la dio limpiamente ligándola a unas verónicas, recortadas de longitud, y abrochadas con una media. “El Pelao” lo midió perfectamente en varas en dos puyazos aplaudidos. Y tras brindarlo a sus compañeros de terna, el camero basó su labor intentando templar las descompuestas embestidas. Estuvo porfión e insistente. El cite, por norma, fue con la muleta retrasada y eso tampoco contribuyó a limar los defectos del “miura”.
Pero el gran triunfador, aunque no cortara ningún trofeo, fue Manuel Escribano. Que de nuevo hizo gala de su honradez y pudiéndose haber caído del cartel, quiso estar presente en contra de las recomendaciones médicas, ya que, tras una resonancia magnética, mostraba una fisura con desgarro muscular en el costado y un desgarro fibrilar en la pierna derecha, a consecuencia de la cornada sufrida en la corrida de Victorino Martín. Por ello cuando se deshizo el paseíllo le obligaron a saludar como demostración de respeto a su esfuerzo. Y tuvo suerte en el sorteo al llevarse el toro más destacado de la tarde. “Papelero” fue un toro castaño bragado, precioso de hechuras, y que tuvo una embestida muy templada. Escribano lo recibió a portagayola, olvidándose del susto de hace una semana. Luego lo toreó a la verónica mirando al tendido y lo remató con media de la misma manera. Este torero tiene matices muy de Paquirri, su potencia física y sus formas en los tres tercios así lo atestiguan. En la suerte de varas se lució Juan Francisco Peña, en los dos puyazos que administró. Para pasar al tercio de banderillas donde las compartió con El Fandi, poniendo la plaza en pie.
Y directamente se fue a los medios y desde allí llamó al toro, que se encontraba cerrado en el burladero del 4, para iniciar la faena con dos pases cambiados por la espalda. La faena resultó muy templada, como requería el buen toro de Miura. Pero surgían algunos enganchones en el final de los muletazos, causados no por las malas intenciones de “Papelero”, sino porque el brazo no le daba más de sí para aguantar el pase hasta el final. El toro era muy grande, y por su gran envergadura, Escribano terminaba el muletazo y aún quedaba un tercio de toro por pasar. Lo midió mucho para que le durara y lo consiguió. En la última serie con la derecha, ya le atacó más y surgieron los oles más fuertes, tras rematarlos con un doble pase de pecho. Terminó por ayudados por bajo muy templados. Y cuando ya tenía la oreja casi conseguida manejó mal la espada y perdió el posible trofeo.
El quinto, el más terciado del sexteto, pero igual de bien armado, resultó soso y reservón, aunque sin olvidar su procedencia. Escribano se volvió a ir a recibirlo de rodillas a la puerta de los sustos y no se conformó con darle una, sino que le dio otras dos más en el tercio. Juan Peña también se lució picándolo y de nuevo tercio de banderillas compartido. Dejando el torero de Gerena un tercer par, iniciado sentado en el estribo para luego quebrarlo, muy cerrado en tablas, resultando el de más riesgo de la tarde. Lo brindó a la banda de música del Maestro Tejera y volvió a comenzar con la muleta en los mismos medios por derechazos. El toro no transmitía mucho y fue a menos según transcurría la faena. Por lo que no terminó de coger altos vuelos, aunque la dignidad del torero se la llevó intacta.
El Fandi pudo consumar su particular gesta de volverse a anunciar con esta ganadería tan emblemática en Sevilla, con la intención de matar la primera corrida de Miura de su carrera. El año pasado lo tuvo que posponer, tras problemas físicos con su espalda, pero esta vez lo pudo consumar. El torero se fue a portagayola en sus dos toros. La del primero se la dio a un torazo que salió como un rayo y lo toreó por verónicas en la misma puerta de chiqueros. También lo lució, y se lució, en varas, donde José M. González aguantó el tipo y lo picó muy bien. “Hazañoso” se arrancó de largo y con boyantía, sobre todo en el segundo puyazo. El Fandi quitó por chicuelinas. Y compartió los palos con Escribano en un tercio de banderillas en el que destacó el tercer par al violín del granadino. Luego el toro se lo brindó a Escribano e hizo una faena sin terminar de verla clara, a pesar de que el toro ya había demostrado en los primeros tercios que había sido un bravo colaborador. Fandila no se confió y el interés decayó. Las series fueron cortas de muletazos y con muchas precauciones, además el toro también se fue apagando.
Y el cuarto también sirvió. Siempre desde lo que habitualmente es una corrida de Miura y desde la condición de lo que debe de ser un toro bravo. No presentó grandes problemas durante su lidia y lo más destacado lo dejó tras otra portagayola y lidiarlo sobre los pies para fijarlo y dejarlo en los medios de la plaza. De nuevo compartieron los palos el de Gerena y el de Granada y de nuevo pusieron a la gente en pie, clavando El Fandi de poder a poder, luego Escribano de dentro a afuera y cerrando el tercio Fandila al violín, arrancando también desde los terrenos de dentro. Con la muleta, la faena transcurrió sin acoplamiento. El toro aguantó muchos medios pases, pero al torero le costó parar los pies y estuvo algo embarullado. Aun así, con una faena que no fue nada del otro jueves, la música amenizó el asunto y el público pidió la oreja, que el presidente no concedió. Seguramente la petición de trofeo vendría por la gran estocada que dejó.
FICHA DEL FESTEJO
Domingo 21 de abril de 2024. Plaza de toros de la Real Maestranza de SEVILLA. Feria de Abril. Corrida de toros. 15º festejo de abono. Lleno y temperatura primaveral.
Seis toros de MIURA, muy bien presentados, grandes y fuertes, con cuatro toros a punto de los 600 kilos. En líneas generales bravos y a su vez manejables. El mejor, el 2º, y el más desabrido, el 6º. A todos les dieron bien en el caballo, tomando dos puyazos.
EL FANDI (azul azafata y oro con los remates en negro): media tendida, trasera y caída y un descabello (saludos); estocada (petición y vuelta al ruedo).
MANUEL ESCRIBANO (blanco y oro con bordados de claveles rojos): media tendida y caída y un descabello (aviso y saludos); media tendida y trasera (saludos).
ESAÚ FERNÁNDEZ (azul marino y oro): estocada trasera y tendida (oreja); media estocada (silencio).
Cuadrillas:
Buenos puyazos de: José M. González (1º), Juan Francisco Peña (2º), Juan Peña (5º) y “El Pelao” (6º),
El Fandi
Manuel Escribano
Esaú Fernández
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