Oreja para Pablo Aguado

Roca Rey vuelve por sus fueros y sale por la Puerta del Príncipe

El cartel se había convertido en uno de los más interesantes del ciclo, ya que la combinación de Ortega, Roca y Aguado con los toros de Victoriano del Río había suscitado una gran expectación, acabándose las entradas mucho antes de que se celebrara.

Los tres toreros cerraban su paso por la Feria de Abril, pero con distinto balance previo. Roca Rey con dos actuaciones anteriores y una solitaria oreja en la corrida de García Jiménez, del lejano Domingo de Resurrección; Juan Ortega con una corrida previa y dos orejas a un toro de Domingo Hernández y Pablo Aguado, con un paseíllo anterior y con el marcador a cero tras su paso por la de Juan Pedro Domecq. Así que las espadas estaban en todo lo alto.

Pero la corrida de Victoriano del Río no lo iba a poner nada fácil. Esta ganadería que antes era una apuesta segura para las figuras, últimamente viene fallando, y el encierro de ayer salió muy descastado en líneas generales, a excepción del enrazado 2º. Por lo que los toreros tuvieron que poner todo de su parte para poder calar en los tendidos.

Y en estas llegó Roca Rey, que como ya comentamos en la crónica del año pasado (“Roca Rey corta otras dos orejas y se erige como el torero que más interesa al pueblo”), ahora mismo es el torero que llena las plazas, de todo tipo de categoría, y por ende se convierte en el torero preferido del pueblo o ciudad, por el que pasa.

Roca Rey dejó atrás la polémica contraída por el veto de compartir tarde con Daniel Luque y vino dispuesto a triunfar de todas las maneras a su alcance. Y volvió por sus fueros. Defendiendo el terreno conquistado en sus anteriores triunfos en este mismo ruedo y reivindicando su concepción del toreo, de arrojo y gallardía. A su primero lo recibió con templadas verónicas. Luego en varas lo dejó crudo y “Viruta” y Algaba se lucieron con los palos. Y comenzó el recital “made in Roca Rey”. Se echó de rodillas en los medios y le fue acortando los terrenos en los cites hasta que se arrancó, pasándoselo por la espalda en dos ocasiones y poniendo a hervir al graderío. La música, tan esperada en otras ocasiones en lo que va de feria, quiso contribuir amenizando el trasteo desde la segunda tanda. La faena fue cogiendo fuerza, con un toreo centrado en el valor, con sus clásicos circulares citando de espaldas y con series por ambas manos, dejándose llegar los pitones a los muslos. En esto que llegó un derrote seco del toro y la cogida, por fortuna sin consecuencias. Y cuando el climax estaba en lo más alto, le enjaretó unas bernardinas muy quieto que enlazó a un cambio de mano, que puso al público en pie. Aunque también, en ese mismo momento, se escucharon algún que otro pito considerando que el torero había abusado del encimismo. Pero el peruano se encargó de borrar a los disidentes con un estoconazo contundente. La plaza se volvió blanca y el presidente, no se dio coba, concediendo sin demora las dos orejas.



La Puerta del Príncipe la tenía abierta en sus dos terceras partes y Roca Rey salió en el quinto a remacharla. Enfrente tuvo un toro muy complicado, manso y con mal estilo y al que le dieron mucha brega en los primeros tercios. Pero a Roca no le importó y comenzó por estatuarios a pies juntos. Continuando con derechazos muy eléctricos. En demasiadas ocasiones faltó ajuste y sobró pico. El toro nunca tuvo una embestida clara. Siempre se descolocaba y el riesgo de no ir embebido en la muleta le daba un plus de peligrosidad. Volvieron a surgir algunas tibias protestas por la deriva que iba tomando la faena. Pero al resto de la plaza no le importaba. Los muletazos surgían sin solución de continuidad y con el factor que más cala en los tendidos, la ligazón, y cuando se liga lo demás pasa a un plano secundario. De nuevo dejó otro estoconazo y llegó la oreja tras un aviso. Y otra Puerta del Príncipe.

Pero hubo más matices, incluso de mayor calidad, interpretados por los otros compañeros de terna. Pablo Aguado sigue su senda de reencontrarse con el triunfo y dejó dos faenas muy enjundiosas a sendos toros nobles, pero de distinto comportamiento. Su segundo, sexto de la tarde, fue un toro mansito, que no quería pelea, pero que cuando metía la cara iba hasta el final. Aguado lo vio claro desde el principio y le construyó una faena muy cerrada en los terrenos del seis, sin robarle los posibles pases con las intentonas de sacárselo más para afuera, ya que seguramente el toro hubiera vuelto al mismo sitio, que era donde se encontraba cómodo. Por lo que el sevillano le dejó, ahí mismo, los mejores muletazos de la tarde. Siempre aprovechando las querencias del animal. El comienzo fue por abajo rodilla en tierra, con mucha torería. La primera serie con la derecha fue la más ligada, enroscándoselo, llevándolo muy templado y rematando con un buen pase de pecho. En esas empezó a chispear, pero la gente no se inmutó. Siguió expectante y paladeando la faena. El toro embestía cada vez más despacio y el torero lo acompañaba muy templado. Los naturales surgieron de uno en uno, pero muy de verdad. Y en ese momento surgió un cambio de mano torerísimo y una voz desde el tendido que decía “Eso es torear…”. La faena no pudo tener continuidad, pero sí que fue muy sentida. Dejó una buena estocada y cortó una oreja de mucho valor para el torero y sus seguidores.



En su primero, un toro que se defendía por su flojedad, lo recibió con entonadas verónicas que no pudo rematar al darse un volantín el toro, cuando el recibo iba cogiendo forma. Después vino un quite de Juan Ortega con dos delantales y media verónica, de cante grande. El comienzo con la muleta de Aguado fue muy torero, por alto, con un trincherazo y uno de pecho de remate. A la faena le faltó profundidad porque no le pudo bajar la muleta al estar el toro muy justo de fuerza. Tampoco le pudo apretar y por ende ligar los pases. Todo fue muy compuesto y suave, como un cambio de mano. Una tanda de naturales, citando de frente a pies juntos y terminando con el compás abierto, fue de lo mejor de su faena. También destacó un ayudado por bajo acompañándolo con la cintura. Todo aislado, pero con mucha torería. Mató de estocada, precedida de un pinchazo del que salió empitonado por la barriga, sin mayores consecuencias salvo la aparatosidad, y saludó desde el tercio.

Y a Juan Ortega lo recibieron, tras terminar el paseíllo, con una gran ovación recordando la faena que dejó el pasado lunes donde su faena embriagó la Maestranza. Y el de Triana venía a repetirla, pero no pudo ser. A sus toros les faltó casta y fuerza para aguantar las lidias completas. Tuvieron nobleza, pero poco más. Por lo que Ortega, esta vez solo pudo dejar detalles de su contrastada clase. En su primero, salvo una verónica de recibo, un trincherazo en el comienzo de la faena de muleta y el suave macheteo con que la terminó, no pudo rascar mucho más.



Y en el cuarto, a pesar de darle todas las facilidades y de intentar buscarle el fondo para que se afianzara, no hubo manera. El toro no quería, mejor dicho, no podía, y así es imposible. La sosería y la pérdida de manos continua imposibilitó cualquier atisbo de lucimiento. Lo mejor la estocada, que igual que la que recetó en su primero, contribuyeron a hacer menos pesado el trámite.

Así que el ansiado “trono del toreo” ha quedado, numéricamente hablando, entre dos contendientes de los ocho aspirantes anunciados: Daniel Luque y Roca Rey, con cuatro orejas y una Puerta del Príncipe para cada uno.

Y hoy la última de la feria, con los “miuras”, la vuelta de Escribano, El Fandi y Esaú Fernández.



FICHA DEL FESTEJO
Sábado 20 de abril de 2024. Plaza de toros de la Real Maestranza de SEVILLA. Feria de Abril. Corrida de toros. 14º festejo de abono. “No hay billetes”, con temperatura muy agradable.

Seis toros de Victoriano del Río, el tercero con el hierro de Toros de Cortés, bien presentados, justos de fuerzas y desrazados en líneas generales. Los mejores el 2º, encastado que se vino arriba, y el 6º, que a pesar de su mansedumbre, tuvo calidad en las embestidas.

JUAN ORTEGA (verde esperanza y oro): estocada (palmas); estocada (silencio).
ROCA REY (grana y oro): estocada (dos orejas); estocada (aviso y oreja).
PABLO AGUADO (negro y plata): estocada (saludos); estocada (oreja).

Cuadrillas:
En la lidia destacó: Jorge Fuentes (4º).
Y con las banderillas se desmonteraron: “Viruta” y Paquito Algaba. Y también destacaron Jorge Fuentes (1º), Diego R. Jiménez (3º) y Juan Sierra (6º).

Al final del festejo Roca Rey salió por la Puerta del Príncipe.
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