Es por ello que ambas partes coinciden en destacar un vínculo personal que está muy por encima del profesional y que hace que esta separación se produzca de una forma natural y buscando en todo momento lo mejor para la carrera del torero.
Durante todos estos años se ha desarrollado una trayectoria de grandes éxitos que ha colocado a El Cid en lo más alto del toreo por méritos propios y en muchas ocasiones ante ganaderías que exigen un talento y un esfuerzo añadido. Al mismo tiempo se ha forjado una amistad, casi un lazo familiar, que prevalecerá siempre por encima del horizonte profesional en el que ambos se encuentren.
Por consiguiente, El Cid queda libre para emprender un nuevo camino en esta etapa de madurez de su carrera.