Lo que surgió hace seis años como un homenaje a la expedición Magallanes-Elcano, se ha consolidado y ha convertido a Sanlúcar de Barrameda en un lugar de peregrinación de los que gustan de las emociones fuertes del toro auténtico y el torero arrojado. La corrida Magallánica se ha convertido en otra cita que hay que anotar en el calendario taurino del aficionado y este festejo ya cuenta con identidad propia.

En los alrededores del Coso del Pino, y después en sus tendidos, se podían ver mezclados a los aficionados locales junto con otros llegados de poblaciones, tan taurinas y cercanas, como El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera, y también de Sevilla, Madrid e incluso Francia, todos con el denominador común de degustar una tarde de toros diferente.

La puesta en escena con una alfombra de sal creada por el artista local Joaquín Lara y con las tablas del callejón pintadas a mano por la pintora alemana Uta Geub, hacen que ya todo tenga otro contexto. Luego la escenografía de todos los toreros actuantes, incluso monosabios y areneros, vistiendo a la usanza de la época de la célebre expedición, vuelve a puntuar con otro matiz histórico y sitúan a Sanlúcar de Barrameda y al navegante Fernando de Magallanes en uno de los festejos más importantes del tercer domingo de agosto.

En esta sexta edición volvían los toros de la ganadería mítica de Miura. Unos toros, también de otra época, donde sigue imperando la casta y donde los diestros tienen que hacer el esfuerzo de sobreponerse de entrada a su gran trapío, sobredimensionado además por las reducidas dimensiones del ruedo, hecho que llega aun con más fuerza a los tendidos.

Por todo lo anterior el público asistente es agradecido a la voluntad de los toreros. Así como el Presidente, un señor con cara de pocos amigos, pero que es todo bondad y otorga trofeos por doquier, sin importar como caiga la espada o si la faena realmente ha tenido el contenido artístico real y acorde a la petición orejil. Pero no importa, el fin justifica los medios y no consiste en ponerse riguroso, para ello ya deben de estar otras plazas con un criterio más estricto.



Así y todo, los toreros actuantes fueron puro corazón y echaron la tarde para adelante sobreponiéndose a la desigual, pero muy bien presentada corrida de Miura. Una corrida que tuvo un juego variado y la que, salvo en el inválido primero, el interés por su lidia reinó toda la tarde por la seriedad de su cuajo, a la par que por su encastado comportamiento.

Manuel Jesús “El Cid”, tras su retirada hace unas temporadas y su regreso a la contienda, ya no es el mismo que fue. El torero de Salteras sigue conservando su pureza en los trasteos, pero el corazón y las piernas le fallan y suple sus carencias con buena voluntad, pero esto en ocasiones, y más con corridas como éstas, no es suficiente para que impere el sosiego y el reposo. Con su primero, un toro que se derrumbó en varias ocasiones por su falta de fuerzas, la faena fue de puro trámite, pasaportándolo con una buena estocada. Silencio.

En su segundo, un toro salpicado, astifino y guapo de hechuras, hizo el esfuerzo y se fue sobreponiendo poco a poco hasta acoplarse a su nobleza encastada y terminar cortándole las dos orejas. En su faena sobresalió algún natural, ligado a los pases de pecho y que remató con desplantes y abaniqueos que en definitiva fueron los que calaron, más que el propio toreo fundamental. Volvió a matar de otra estocada y cortó las dos orejas.

Manuel Escribano es todo corazón y entrega. El torero saludó a sus dos toros con largas de rodillas en el tercio, los banderilleó con mucha exposición, a pesar de lo resbaladizo de la sal de la alfombra, y les hizo dos faenas plenas de técnica y conocimiento de terrenos. Su lote fue el menos lucido de la tarde. Pero el de Gerena conoce bien este particular encaste y se le vio en todo momento solvente.

En su primero, segundo de la tarde, comenzó la faena de muleta agarrado a las tablas, pasándolo por alto y rápidamente se fue a los medios, dejando un trasteo de series cortas, alternando los dos pitones. Tapando los defectos del miura que no terminaba de pasar y que se quedaba corto. Saludó desde el tercio.

Al quinto también le faltó celo para poder romper a embestir por derecho. Aun así, a Escribano no le importó mucho. Comenzó con dos pases cambiados por la espalda y fue afianzando al de Miura a base de firmeza y toques fijadores. Tragó alguna que otra colada sin aspavientos y pisó terrenos comprometidos, a pesar de los derrotes al final de los muletazos. Terminó por manoletinas y tras recetar una estocada trasera y caída cortó las dos orejas.

Y cerraba plaza Esaú Fernández, que se ha convertido en el talismán de esta corrida Magallánica. Es cierto que el torero de Camas tiene baraka en los sorteos, pero también es cierto que siempre está dispuesto a sacar lo mejor de sus oponentes. Al tercero, un toro grande y ofensivo por delante, a pesar de ser corniapretado, lo recibió a portagayola y fue su declaración de las intenciones que iba a tener durante la tarde. Su faena, brindada al futbolista Joaquín, fue todo temple y largura de muletazos. Cierto que sus cites a veces fueron demasiado retorcidos, pero su muleta viajaba siempre templada y atemperando los viajes. El momento de riesgo llegó cuando en un derrote el toro le abrió toda la banda del pantalón magallánico, por fortuna sin hacer carne, sobreponiéndose y cuajándolo con muletazos largos que llegaron mucho al tendido, sobre todo los dados por el pitón derecho. A la faena le hubiera cabido una serie más como remate, pero Esaú vio claro el final y lo mató de media caída y un descabello recibiendo las dos orejas.

El torazo sexto que cerró la tarde, muy noble, fue protestado por su justeza de fuerzas, pero mereció la pena que lo mantuvieran en el ruedo porque metía la cara con una clase excepcional. En el caballo derribó y empujó metiendo los riñones. El tercio de banderillas fue algo embarullado. Pero una vez a solas con Esaú siguió derrochando su noble condición. Al camero esta vez le costó cogerle el ritmo y encontrar las distancias donde surgiera el acoplamiento. Terminando acortando las distancias en los cites. Luego con la espada también se puso espeso. Aviso y silencio.

Destacar la buena labor de comunicación del equipo de la Empresa Carmelo García, anunciando los datos de los toros, matador y cuadrilla actuantes previos al comienzo de cada lidia, lo que hace que el público esté al tanto en todo momento de lo que va a presenciar. También la banda de música Julián Cerdán tuvo buenas intenciones con la selección musical programada, aunque estos criterios modernos de introducir fragmentos de zarzuelas, operas o poemas sinfónicos queden mejor para otro tipo de conciertos. Pero en las corridas de toros lo que encaja a la perfección son los pasodobles, como así lo manifestó el público soberano en más de una ocasión durante la tarde.



FICHA DEL FESTEJO
Domingo 18 de agostos de 2024. Plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) – Coso del Pino. VI Corrida Magallánica. Sofocante calor y casi lleno.

Seis toros de MIURA: muy bien presentados, desiguales de hechuras y de juego variado. 1º muy flojo, debió de ser devuelto; 2º mirón y sin romper; 3º bravo y con clase; 4º noble y encastado; 5º soso y desclasado y 6º flojo, noble y de mucha clase.

EL CID: estocada (silencio); estocada (dos orejas).

MANUEL ESCRIBANO: pinchazo hondo y estocada desprendida (saludos); estocada caída y trasera (dos orejas).

ESAÚ FERNÁNDEZ: media caída y un descabello (aviso y dos orejas); tres pinchazos y estocada desprendida (aviso y silencio).

Cuadrillas:
Picando destacaron: Juan Peña (2º), Juan Francisco Romero (3º), Espartaco (4º) y Raúl López (6º).
Y con las banderillas, Juan Manuel Raya (3º).

Observaciones:
Antes de iniciar el paseíllo se interpretó el Himno Nacional y tras finalizarlo se guardó un minuto de silencio en recuerdo de la mujer del taurino Diego Robles, recientemente fallecida en accidente de tráfico.

Al final del festejo se entregaron los siguientes premios:

1º “Mejor Puyazo”, Patrocinado por Innova Prevención: Manuel Jesús Ruiz Román “Espartaco” de la cuadrilla de “El Cid”

2º “Mejor Par de Banderillas”, Donado por Espectáculos Carmelo García: Juan Manuel Raya de la cuadrilla de Esaú Fernández.

3º “Mejor Estocada”, Obsequiado por Ofymar: Manuel Jesús “El Cid”.

4º “Triunfador de la Corrida”, Premio Peña Cultural Taurina José Luis Parada: Esaú Fernández.

Tras la entrega de premios, los tres matadores abandonaron el ruedo a hombros por la Puerta Grande.
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