El “Faraón de Camas”, ubicado en un palco bajo y acompañado del Hermano Mayor de la Hermandad de los Gitanos, se ha llevado los seis brindis de los seis toreros actuantes y seis ovaciones cerradas cuando recibía los sombreros de ala ancha de los actuantes, lo que ha supuesto la nota emotiva de la tarde.
Luego en cuanto a lo desarrollado en el ruedo ha habido de todo. Se echó en falta a Morante, el torero que más ha emocionado, y emociona, desde que Curro se retiró. Pero el de La Puebla no atraviesa buenos momentos de salud y se cayó del cartel. Ojalá el año que viene vuelva, porque toreros de este corte artístico siempre hacen falta en el escalafón.
Abría la tarde Diego Urdiales. El único torero de los anunciados que no era sevillano, pero que cuenta con Curro Romero como su mejor seguidor, por lo que la inclusión estaba más que justificada. El riojano volvió a dejar, como ya hizo en su paso por la pasada Feria de Abril, detalles de su clásico concepto. El jabonero sucio de Cuvillo no tuvo mucha cuerda y Urdiales lo vio claro desde el saludo con el capote, donde dejó buenas verónicas, sobre todo, las dadas por el pitón izquierdo. Y por este mismo pitón basó casi todo su trasteo, con naturales templados y con tres trincherazos de cante grande. Por el derecho embistió rebrincado y defendiéndose. Saludó desde el tercio.
El Cid, que sustituía a Morante, se trajo un novillo de Fuente Ymbro, de poca presencia, flojo pero muy noble. El de Salteras ha estado a gusto. Sacando su innato temple, que unido a su cuidado para que no perdiera las manos, ha hecho que la faena haya resultado efectiva de cara a la galería. Los pases de pecho han sido lo más logrado. Manejó rápido la espada y cortó dos generosas orejas, otorgadas de nuevo de forma impulsiva por un presidente que cada vez baja más el listón en cuanto a la concesión de trofeos, olvidando que la Maestranza sigue siendo una plaza de primera categoría, aunque nos encontrásemos en un festival.
Daniel Luque anduvo sobrado. Y si en San Miguel hizo una demostración de capacidad ante un toro muy encastado de Victoriano del Río, hoy con uno de Zacarias Moreno, bizco, de poca presencia, pero con una nobleza casi bendita, no iba a ser menos. Luque se lo pasó por delante y por detrás sin ningún aspaviento. Sobrado de facultades y llegando al final de temporada con una frescura apabullante. Nunca rectificó el terreno a pesar de estar y citar encima del novillo, que al final aguantó el envite tan exigente para su fortaleza inicial. Se tiró a matar de verdad y dejó un estoconazo. Le dieron las dos orejas sin discusión.
Oliva Soto, gitano y de Camas, era el más necesitado de la tarde. Llegaba tras unas temporadas casi en blanco y con su reivindicación de que es un torero que todavía tiene cosas que decir. Ha estado queriendo siempre, sin salirse de su concepto de torero artista, pero dando la cara desde que recibió al buen toro de El Parralejo por verónicas rodilla en tierra. De la misma forma que ha comenzado con la muleta. La faena, aunque no ha llegado a explotar, ha mantenido el interés y ha tenido momentos muy sentidos por parte del diestro que lo ha dado todo. Tras matar rápido ha cortado otras dos orejas, que suponemos le servirán para volver al albero baratillero el año próximo.
Pablo Aguado lidió en quinto lugar un toro de El Vellosino. También noble, pero de poco espíritu guerrero. Con él, Aguado se ha recreado con el capote. Casi todo por el pitón izquierdo, pero de una templada y delicada belleza. Así fueron las verónicas de recibo, los delantales del primer quite y las chicuelinas del segundo quite. Todo con una elegancia para saborear muy despacio. Por exprimirlo tanto con el capote ha llegado a la muleta con poco recorrido, y lo ha tenido que tratar con mimo para que finalmente no se rajara. Faena por encima de las condiciones del toro y al que le ha cortado una oreja.
Y el novillero Javier Zulueta también ha tenido que apechugar con otro novillo flojo. Esta vez de Jandilla y con el agravante de que se ha dado durante los primeros tercios tres vueltas de campana, lo que unido a su blandura de manos ha hecho que Zulueta no haya podido apretarle. Aun así, ha dejado en evidencia su continua progresión desde su actuación el pasado Corpus Christi, imprimiendo suavidad en una faena muy medida de metraje y con goterones de su buen concepto. Lo peor, su manejo de la espada que le dejó el premio en ovación de despedida.
FICHA DEL FESTEJO
Reses de distintas ganaderías, desiguales de presentación y con falta de casta en líneas generales. 1º de NUÑEZ DEL CUVILLO: bonito de hechuras, mansito y de poco celo; 2º de FUENTE YMBRO: muy terciado, noble; 3º ZACARÍAS MORENO: bizco y feo de hechuras, flojo y noble; 4º EL PARRALEJO: bueno a menos; 5º EL VELLOSINO: soso, flojo que se dejó; 6º JANDILLA: blando y noble.
DIEGO URDIALES: delantera atravesada y un descabello (saludos).
MANUEL JESÚS “EL CID”: estocada caída (dos orejas).
DANIEL LUQUE: estocada (dos orejas).
OLIVA SOTO: estocada caída (dos orejas).
PABLO AGUADO: estocada desprendida (oreja)
JAVIER ZULUETA (novillero): dos pinchazos y casi entera (saludos).
Cuadrillas:
Picando destacó Jabato Hijo (3º) y Mario Benítez (5º).
Bregando destacó “Pirri” (1º) y Diego R. Jiménez (5º). Y con las banderillas saludó Juan Maguilla (6º) y también fueron aplaudidos “Tito” (1º), Diego R. Jiménez (4º) y Sánchez Araujo (5º).
Observaciones:
El festival inicialmente estuvo anunciado para el pasado sábado 12 de octubre y fue suspendido por la lluvia.
Tras comenzar el paseíllo y llegar los toreros al tercio, desde la Puerta de Cuadrillas, la Banda del Maestro Tejera tocó el Himno Nacional.
Al final del festejo todos los toreros actuantes se despidieron, desde debajo de su ubicación, del homenajeado Curro Romero.
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