Impactante presentación del becerrista
Marco Pérez y Pablo Aguado, triunfadores del Festival del Gran Poder, que cuelga el cartel de “No hay billetes” y logra su propósito
El primer objetivo era llenar la Maestranza para trasladar los beneficios a la Bolsa de Caridad de la Hermandad del Gran Poder y seguir tramitando la ayuda fundamental que hacen con las familias más necesitadas de Sevilla, premisa que se cumplió con el “No hay billetes”. Pero además también se cumplió el éxito artístico con un festejo lleno de matices tanto en el Festival taurino, como en la “clase práctica”, que es como se anunciaba la presentación del becerrista Marco Pérez al finalizar el mismo.
Comenzando por el final, el debut de Marco Pérez fue todo un acontecimiento. La Maestranza se rindió a sus pies desde el saludo a portagayola al buen eral de Jandilla, hasta el remate final con la espada. Todo le salió bien y todo gustó al respetable. Su cara y su cuerpo de chavalito jugaron a favor de obra y metieron en el canasto al personal a las primeras de cambio. Cierto es que tiene una mente privilegiada y un desparpajo fuera de lo común, lo que le hace ser un niño prodigio del toreo. A su edad otros fenómenos como el salmantino estaban a las puertas de tomar la alternativa, casos de Jesulín de Ubrique y El Juli, pero hacía tiempo que no ocurría un hecho de esta índole que va a beneficiar al mundo del toro en todo su contexto.
En una actuación brindada a su madre, Marco Pérez paseó las dos orejas y el rabo tras una petición abrumadora y salió por la Puerta del Príncipe después de una actuación llena de sabiduría y técnica, y con una puesta en escena como si de un matador de toros consagrado se tratara. Larga vida a este proyecto de figura del toreo que revoluciona las plazas que pisa.
Y ya entrando en el festival con picadores, Diego Urdiales fue el encargado de abrirlo con un toro de la ganadería de Espartaco, blando y que condicionó la faena del riojano. Dejó detalles y saber estar. Saludó desde el tercio.
Manzanares cortó una oreja tras una faena muy entonada con un toro de Daniel Ruiz, que resultó bravucón y al que el alicantino entendió a la perfección y volvió a resurgir el binomio perfecto con la Sevilla de sus grandes faenas.
A Daniel Luque el de Victoriano del Río se le quedó corto y ante tanta intensidad, el toro tiró la toalla a mitad del combate y se rajó. Aun así, el de Gerena evidenció que es uno de los toreros más importantes de esta temporada que finaliza y que el año que viene tiene que estar en todas las ferias por su capacidad para batirse con los mejores de su escalafón. Recogió una ovación desde el tercio.
El toro elegido por Juan Ortega fue de Domingo Hernández y resultó el peor de la tarde. Manso y deslucido no posibilitó el lucimiento del trianero a pesar de sus baldíos intentos. Lo más destacable, el brindis que le hizo a Emilio Muñoz como organizador del cartel. Saludó desde el tercio.
Pablo Aguado, como constató en su última actuación hace unos días en Las Ventas de Madrid, está en su mejor momento y lo vuelve a posicionar con los más destacados con la ilusión recobrada entre la afición. El temple y la despaciosidad la aplicó en toda su actuación. Y su inspiración natural hizo que los tendidos le agradecieran esos pasajes delicatessen. Cortó dos orejas de su noble toro de Talavante que brindó a Espartaco padre.
Y Diego Bastos, sevillano del barrio de La Calzada, también dejó buen sabor de boca con el de Núñez de Tarifa. El novillo, a punto de cumplir los cuatro años, no se lo puso fácil ya que resultó reservón y quedado, pero no impidió que el novillero no se cansara de intentarlo y de aprovechar su oportunidad. Lo brindó al matador de toros Luis Vilches y le cortó una oreja tras recetar una buena estocada.
FICHA DEL FESTEJO
Miércoles 12 de octubre de 2022. Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Festival taurino a beneficio de la Bolsa de Caridad de la Hermandad de Gran Poder. Lleno de “No hay billetes” y temperatura veraniega.
Se lidiaron cinco toros de Espartaco, Daniel Ruiz, Victoriano del Río, Domingo Hernández y Talavante, un novillo (6º) de Núñez de Tarifa y un eral (7º) de Jandilla, desiguales de juego.
Diego Urdiales: estocada (saludos).
José Mari Manzanares: pinchazo y estocada caída (oreja).
Daniel Luque: pinchazo hondo (saludos).
Juan Ortega: estocada caída y trasera (saludos).
Pablo Aguado: pinchazo y estocada (dos orejas).
Diego Bastos: estocada (oreja).
Marco Pérez: estocada perpendicular y descabello (dos orejas y rabo).
Entre las cuadrillas destacaron picando: Juan de Dios Quinta (3º). Lidiando: Jorge Fuentes (4º). Y con banderillas: Luis Blázquez (2º) y Alberto Zayas (3º).
La plaza estuvo engalanada con guirnaldas y banderitas de España, por ser el día de la Hispanidad, y colgaduras de la Hermandad del Gran Poder como las del balcón exterior de la Puerta del Príncipe y del balconcillo del reloj.
Al final del festejo el becerrista Marco Pérez salió a hombros por la Puerta del Príncipe.
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