Tras finalizar el paseíllo Morante de la Puebla recogió una gran ovación de toda la plaza puesta en pie, en agradecimiento por la tarde que nos regaló el pasado viernes. Sin embargo Morante esta vez no tuvo nada de suerte con su lote de Juan Pedro Domecq que como en ediciones anteriores, y ya van tres este año, echó una corrida con muy pocas posibilidades de lucimiento por su falta de fuerza y de casta.
El primero fue como las gaseosas, ya que se le fueron las pocas fuerzas con las que salió rematando en los burladeros. El toro, que debió de ser devuelto por invalido, se tambaleó continuamente y no fue propicio para el lucimiento del cigarrero.
Con el cuarto más de lo mismo. Este además era manso y no humillaba. Morante dejó detalles con el capote cuando lo dejó en suerte para picarlo y en el inicio de faena de muleta con una rodilla en tierra, bajándole la mano para que humillara pero no hubo manera de sacarle partido. Fue imposible con ese material.
Ginés Marín se llevó el mejor toro de la tarde. Y eso que al principio también fue protestado por su poca fortaleza, sobre todo en el tercio de varas. Pero en banderillas se vino algo más arriba y en la muleta aguantó el largo trasteo que le endosó el jerezano -extremeño. Marín desplegó toda su tauromaquia y logró calar en los tendidos con una faena pulcra e inteligente aprovechando las inercias del toro. Cortó una oreja.
El quinto fue otro toro deslucido por su descompuesto comportamiento y que no paró de cabecear y echar las manos por delante. Ginés Marín lo sobó por ambos pitones y cuando medio se equivocaba el “juanpedro” le robaba algún muletazo. Pero eran espejismos porque de cada diez embestidas sólo una la podía aprovechar y sacar algún pase limpio.
Y la otra oreja de la tarde se la llevó Pablo Aguado en el tercero, el otro toro menos malo aunque igual de flojo que sus hermanos. La nobleza que tenía la supo aprovechar el sevillano dejando algunas series estimables, como el comienzo muy torero por bajo y sus últimos pasajes toreando de frente al natural y donde, de uno en uno, dejó lo más estético en la retina de los aficionados. Estos muletazos y el broche con los dos por bajos de remate fueron de lo mejor de su actuación.
Así que la corrida de Juan Pedro Domecq fue un nuevo fracaso y no será porque no ha tenido oportunidades para cambiar la moneda, hasta tres, y a cuál con peor resultado.
FICHA DEL FESTEJO
Domingo 25 de septiembre de 2022. Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. 23ª corrida de abono y 3ª y última de la Feria de San Miguel. Lleno y temperatura agradable con rachas de viento que molestaron a los toreros.
Seis toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presencia, con algún toro como el cuarto demasiado terciado. Descastados, flojos y deslucidos. Los mejores los nobles 2º y 3º que aguantaron algo más la lidia.
Morante de la Puebla (grana y oro): casi entera atravesada y un descabello (silencio); estocada baja y trasera que hace guardia y un descabello (aviso y silencio).
Ginés Marín (negro y oro): media estocada (oreja); dos pinchazos y media tendida (silencio).
Pablo Aguado (corinto y oro): estocada trasera y caída (oreja); estocada tendida (silencio).
Entre las cuadrillas destacaron picando: Juan Carlos Sánchez (3º). Y con los palos: Antonio Manuel Punta (2º), Juan José Trujillo (4º) y Rafael Viotti (5º).
Morante de la Puebla
Ginés Marín
Pablo Aguado
Juan Pedro Domecq
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