Se llevó el mejor lote

Oreja para Diego Bastos en tarde de novillos descastados de Talavante

De nuevo se abrían las puertas de la Maestranza, en tarde tórrida de calor, para celebrar una nueva novillada del abono de temporada, la clásica del “Jueves del Corpus Christi”, que a su vez coincidía con el día de San Fernando, patrón de Sevilla. Por lo que la ciudad estaba radiante desde por la mañana. Y por la tarde a la vez que se celebraba el festejo taurino se entregaban las Medallas de la Ciudad, así que posiblemente el segundo evento restara público al primero.

Aun así, la plaza se cubrió en su mitad, con buen ambiente y aficionados ilusionados con lo que podía devenir en la tarde. Pero falló la materia prima y los novillos de Talavante dieron al traste con las expectativas creadas con el cartel, que lo completaban Diego Bastos, Manuel Román y Javier Zulueta.

El mejor parado en el sorteo fue a la postre el único que tocó pelo, Diego Bastos. El de Constantina estuvo toda la tarde muy comprometido consigo mismo para no desaprovechar su oportunidad. Y así lo evidenció con su declaración de intenciones al irse a portagayola a recibir al primero de la tarde, al que dejó una limpia larga cambiada, cosida a delantales y verónicas, mejores las ejecutadas por el pitón izquierdo, abrochadas con dos medias, la segunda mirando al tendido.

El novillo dio un juego interesante y permitió un tercio de quites de Manuel Román, por tafalleras, y de Diego Bastos, por espaldinas. Luego el animal llegó a la muleta embistiendo con prontitud, pero al tercer muletazo se ponía pegajoso, por lo que las series no podían tener más metraje que tres y el de pecho. Así lo hizo Bastos hasta que el novillo se fue aplomando poco a poco, lo que derivó en sacar los muletazos de uno en uno. Y cuando el toro se paró por completo, se metió entre los pitones y dejó unos alardes de valor basados en la quietud. El fallo con la espada le privó de cortar trofeo y saludó desde el tercio.

En el cuarto, brindado a sus padres, de nuevo tuvo otra actuación seria. El novillero en ningún momento se salió de su línea de torero ortodoxo, dejando en evidencia que para él las distancias tienen un valor importante. Por ello los cites siempre fueron dándole todas las ventajas al buen novillo de Talavante, que se venía pronto y al que le ligaba los pases con temple y mando. Las tres primeras series fueron con la mano derecha y tuvieron emoción. Luego la faena, siguiendo las indicaciones de su maestro Luis Vilches, la continuó por el pitón izquierdo hasta que el toro se rajó y se fue a tablas. El animal fue perdiendo su codicia poco a poco. Aun así, ahí quedó su demostración de su buen concepto. La espada cayó baja, pero no fue óbice para que le concedieran la oreja.

Y tras lo de Diego Bastos, poco más lucido hubo en la tarde, porque los cuatro novillos restantes fueron un dechado de falta de casta y raza, que hundieron la soporífera tarde en el aburrimiento general.

Javier Zulueta brindó su manso primero a su apoderado Ramón Valencia Canorea. El novillo no paró de huir durante toda su lidia y al final de faena, ya muy cerrado en los terrenos de toriles, le pudo robar algún que otro pase suelto, sin continuidad, pero con cierto buen aire. Un trincherazo sobresalió sobre el resto. Luego con la espada no encontraba el momento de atacar y se dilató en demasía el trance.

En el último de la tarde, un novillo topón y rebrincado, que se quedaba a mitad del pase y que su falta de raza le impedía tener un ápice de interés, la gente le pidió a Zulueta que abreviara. Pero el sevillano desoyó el consejo llegado desde el tendido y lo intentó, siempre cruzado, aunque sirviera de poco. Tal era el nivel de mansedumbre, que con un pinchazo se echó y ya no se levantó más, por lo que fue directamente apuntillado.

Manuel Román tampoco tuvo novillos en condiciones para lograr el triunfo. Su primero, muy noble, pero muy parado y ayuno total de empuje, no dejó al cordobés de desarrollar nada en claro. Aunque también es cierto que el novillero estuvo demasiado conservador en los cites y le faltó el lógico arrebato que se le espera a un chaval que quiere llegar a matador de toros. Lo mejor, la estocada que recetó en el segundo intento.

Y con el quinto, un novillo de buenas hechuras, pero igual de parado y descastado que su anterior, tampoco pudimos ver a Román dar dos pases seguidos. La falta de celo del de Talavante, brindado a Emilio Muñoz, de nuevo lo impidió.



FICHA DEL FESTEJO
Jueves 30 de mayo de 2024. Corpus Crhisti. Plaza de toros de la Real Maestranza de SEVILLA. Festejo 19 y 4ª novillada picada del abono. Media entrada con calor de 38º.

Seis novillos de “TALAVANTE”, lustrosos, cómodos de cabeza y de juego descastado en general, salvo 1º y 4º, los más colaboradores. 1º bravucón a menos. 2º descastado y parado. 3º manso, huidizo y noble. 4º codicioso hasta que se rajó. 5º descastado y aplomado. 6º descastado y sin recorrido.

DIEGO BASTOS (azul añil y azabache): pinchazo y estocada trasera atravesada (saludos); estocada baja (oreja).

MANUEL ROMÁN (malva y plata): pinchazo y estocada (saludos); dos pinchazos (silencio).

JAVIER ZULUETA (celeste y oro): dos pinchazos y estocada (aviso y saludos); pinchazo (saludos).
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