El cortejo se completó gracias a una donación anónima

La solidaridad se encarna en Coria del Río para hacer posible una Cabalgata inolvidable

La magia, la ilusión, la fantasía y el amor, se dieron la mano en la Cabalgata de Coria del Río, un desfile cuya celebración estuvo amenazada hasta pocos días antes por las inesperadas bajas de dos de sus Reyes que, por motivos personales, tuvieron que renunciar a la ansiada corona.

La búsqueda desesperada de Melchor y Gaspar concluyó con la donación de un patrocinador anónimo dispuesto a aportar los recursos económicos necesarios para que representantes de dos entidades corianas encarnasen a sus majestades. Así, un miembro de la Junta Local de la Asociación Española contra el Cáncer y un representante de la Hermandad del Rocío de Coria se enfundaron los reales atuendos para hacer posible un espectáculo que dio comienzo a las 17.30 horas con el cruce en barcaza del Guadalquivir.

Miles de corianos y corianas salieron a las calles para participar de la fiesta de la alegría, en la que se lanzaron kilos de golosinas y juguetes, como manda la tradición, y en la que hubo espacio para los afectados por el Síndrome del Trastorno Autista y por otras patologías de especial sensibilidad acústica, ya que una parte del recorrido se hizo sin música. Tampoco quedaron fuera las personas con discapacidad, para las que se habilitó un palco que les permitiera disfrutar del paso de la comitiva de forma segura.

Una tarde para el recuerdo en la que quedó de manifiesto que, pese a las dificultades, nada es imposible para los Magos de Oriente, quienes una vez finalizado el recorrido, entraron uno por uno a los hogares sorianos para colmar los deseos de niños y mayores.
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