En Gines nació su bisabuela, María Teresa Cano, la mayor de ocho hermanos, de los cuales, los tres que quedan en vida, José, Purificación y Antonio, recuerdan como si fuese ayer cómo uno de los hijos de su hermana, Manuel Román Garfia Cano, jugaba junto a ellos por El Majuelo, “donde sólo había campo”, o corriendo por la plaza de Santa Rosalía, junto a la cual vivían, en la esquina entre la calle hoy llamada Blas Infante y Virgen del Valle.
Dada la diferencia de edad con su hermana, 21 años mayor que Antonio, Manuel era para ellos como un hermano, pasando largas temporadas en Gines, como en verano, a pesar de residir en Triana, en la calle Castilla, adonde su madre se mudó cuando se casó con sólo 18 años.
“Mi hermana montaba a sus hijos en el autobús y se bajaban aquí en el Barrio, enfrente nuestra”, recuerda Puri de aquel risueño niño que, de mayor, se hizo empleado de El Corte Inglés y fue trasladado a Murcia, adonde llegó junto a su familia, incluida su hija Virginia, la madre del que hoy es el mejor tenista del mundo, nieto, por tanto, de aquel niño al que “le encantaba Gines y el Rocío”, fallecido hace unos años.
De hecho, fue uno de los promotores de la Hermandad del Rocío de Murcia, en cuya ciudad trabó amistad con otros ginenses como el matrimonio formado por Eusebio García y Chari Palomar o Agustín Camino, por entonces futbolista del Real Murcia, y cada vez que regresaba por la romería, no perdía la oportunidad de pasar un rato en la Casa de Hermandad de Gines en la aldea.
Porque todos coinciden en destacar su carácter abierto, el mismo que perciben en su nieto cuando lo ven por televisión. “Alcaraz se parece a su abuelo, que era una persona que hablaba con todo el mundo y hacía amigos en todos lados”, afirma Antonio, al que secunda su hermana: “Se le ve una persona sencilla, muy natural”.
“Siempre que venía a Gines iba a ver a mis padres. Porque era de cariñoso... Era muy familiar”, destaca Puri del abuelo del tenista, que también era aficionado al deporte y ganó algunas carreras, recordando así mismo su paso por el ‘colegio’ de Carmela, en la calle Virgen de Belén, y los recados que alguna vez le hacía en la famosa taberna de Joaquín.
Tras aquellos años de infancia, en los que se criaron juntos, Antonio mantuvo el contacto con su sobrino. Y por eso fue el primero en estar atento a la carrera de Alcaraz. “Me decía que tenía un nieto que tenía una derecha... Pero yo pensaba que era futbolista, y al final...” “mira donde ha llegado”, intercede Puri.
José por su parte, confiesa que le gusta “mucho” el tenis desde siempre, pero la primera vez que oyó hablar del murciano no sabía que era familia suya. Fue su hermano quien se lo comunicó. Y desde entonces no se pierden ningún partido, siguiéndolo hasta por la radio.
“Su tía Lola me llamó el día antes de que jugara la final en el Abierto de Estados Unidos (donde alcanzó el número uno) y estuvimos toda la noche viéndolo”, subraya emocionado Antonio, que como el resto, alberga la ilusión de poder conocerlo en persona, desvelando que el tenista tiene previsto venir próximamente a Sevilla. Sin duda, una gran ocasión para ponerle el broche a esta historia que nace en Gines.