El recorrido será: Plaza Virgen de los Reyes, Calle Cardenal Amigo, Calle Alemanes, Avenida de la Constitución hasta entrar en la Catedral por la Puerta de la Asunción reservada a acontecimientos muy solemnes de la Archidiócesis.
El cortejo lo formará el turiferario, la cruz entre los ciriales, los seminaristas, acólitos, diáconos, sacerdotes concelebrantes, el Cabildo Catedral, el Consejo Episcopal y el arzobispo.
Llegados al altar, el féretro se coloca en el centro del presbiterio bajo el paño funerario negro, de espaldas al altar y de cara al pueblo. Junto a él está colocado el Cirio Pascual encendido y, rodeándolo, cuatro candelabros.
Tras la Misa se procederá a la inhumación de sus restos en la Capilla de San Pablo de la Catedral, que se encuentra entre la Capilla Real y la Puerta de Campanillas.
Detalles de la liturgia
Seguida tendrá lugar la liturgia de la Palabra, el rito de Comunión y conclusión. Durante la celebración se interpretarán los cantos rituales y otros cantos polifónicos, por la Capilla de Música y la Coral Polifónica de la Catedral dirigida por el Maestro de Capilla don Herminio González Barrionuevo.
Último adiós al cuerpo del cardenal Amigo
Mons. Saiz Meneses dirá a los fieles: “Antes de entregar a la tierra, de donde fue formado, el cuerpo de nuestro hermano el Cardenal Carlos, obispo de esta diócesis de Sevilla, despidámonos de él con un último gesto de respeto y de veneración. Hecho templo vivo de Dios por el bautismo, participó después en el sacerdocio de Jesucristo por el sacramento del orden. Sus manos fueron entonces ungidas para bendecir y perdonar. Sus labios destinados a predicar el Evangelio, y su corazón a acoger paternalmente a todos los hombres”.
Este último adiós está marcado, pues, por la gratitud y el reconocimiento hacia una vida sacerdotal gastada en el servicio de Dios y de la Iglesia.
En unos momentos de silencio se encomendará al cardenal Carlos Amigo en las manos del Padre celestial, con la intercesión de María, la Madre del Señor y de los santos pastores. Todos los presentes orarán unos momentos en silencio.
El arzobispo pondrá incienso en el incensario y lo bendecirá, luego bajará hasta el féretro y los rodeará primero aspergiéndolo con el agua bendita y después perfumando el cadáver con el incienso, elevará una oración, mientras se canta Libera me Domine de Perosi. Seguidamente será la procesión hasta la capilla de San Pablo, mientras se canta el salmo 117, cuya antífona es: “Abridme las puertas del triunfo y entraré para dar gracias al Señor”, se bendice el sepulcro y mons. Saiz Meneses da la bendición final.
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