Superviviente de los atentados de Atocha
Pesar y bandera a media asta en el Ayuntamiento de Coria del Río por el fallecimiento de Joaquín Navarro
Todos los grupos políticos que conforman el Ayuntamiento de Coria del Río, - Andalucía por Sí, PSOE, PP, UCIN, y Adelante Coria-, han trasladado el profundo pesar que sienten ante el fallecimiento ayer de Joaquín Navarro. Y han querido rendirle, en nombre de todos los corianos, un profundo y sincero homenaje, por considerarle uno de los corianos más relevantes de la historia de este municipio y del Estado. De ahí que haya sido reconocido a nivel estatal por su lucha y defensa de los trabajadores.
El gobierno del Estado otorgó a Joaquín Navarro en 2018 la Medalla de Oro en el Trabajo por su trayectoria profesional. Y el Ayuntamiento de Coria, en ese mismo año, le organizó una serie de actos culturales de reconocimiento y homenaje, además de dedicarle una plaza en la barriada de La Paz.
El alcalde de Coria del Río ha expresado la “admiración que siente por este coriano ejemplar e irrepetible, cuya lucha política, laboral y sindical son dignas de reconocimiento. Su trayectoria profesional -ha dicho- constituye un reflejo de sus valores personales, en los que destacan la generosidad, la solidaridad, la humildad y el espíritu de superación, que le han permitido a lo largo de su vida superar numerosas dificultades y llegar a convertirse, a pesar de sus orígenes humildes, en una figura destacada y reconocida por el Estado" .
Según Modesto González, Joaquín Navarro “es una personalidad imprescindible de la transición democrática, a quien los fascistas intentaron asesinar, pero que la suerte permitió que continuara su lucha hasta el último de sus días”.
Sobre Joaquín Navarro Fernández
Joaquín era el más pequeño de una familia coriana de 12 hermanos de los que solo 6 sobrevivieron. Con siete años ya ayudaba a su padre pescando en el río Guadalquivir. Apenas fue a la escuela y conoció las calles sin asfalto, las casas sin agua corriente ni luz eléctrica, el pan negro y el de maíz, las patatas que su madre traía de estraperlo escondidas en la faja, las pelotas de trapo y los primeros zapatos varias tallas mayores para que le durasen.
La primera vez que salió de Coria en 1960, con 28 años, lo hizo para ir a Francia como emigrante, como otros tantos jóvenes de muchas familias humildes de Coria y con todas sus posesiones materiales dentro de una pequeña maleta de cartón, pero con un capital inmenso de inquietudes y proyectos de futuro.
Esas inquietudes, la ambición por mejorar sus condiciones de vida, nunca flaquearon cuanto tuvo que afrontar tantas adversidades que frenaban sus ilusiones; todas las fue superando con valentía y perseverancia.
Él afrontó esta etapa como un aprendiz del oficio de resistir. Y comenzó una nueva vida, donde pronto aprendió que, para su liberación personal necesitaba de un marco de derechos laborales y políticos que sólo era posible mediante un compromiso solidario de toda la clase trabajadora y de la mayoría de la sociedad.
Joaquín Navarro Jiménez, salió de Coria sabiendo sólo leer, escribir y las cuatro reglas, pero dotado de una naturaleza especial para la observación crítica de las normas sociales en la oscura España de la dictadura y una gran capacidad de saber escuchar. Con su humilde comportamiento social, con su esfuerzo personal por saber, aprendió según él “sobre todo de los trabajadores”. Lo cierto es que desde que salió de Coria nunca ha parado de escuchar hasta adquirir una formación intelectual y humana, sin titulación oficial pero con reconocimiento público nacional.
De este coriano emigrante, ignorante, humilde, nació, desde su Militancia política en el PCE y sindical de CCOO, un luchador nato por los derechos de los trabajadores, que lo llevó de conducir camiones de chatarra, autobuses de viajeros a liderar algunas de las luchas obreras que conquistaron derechos laborales y construyeron autopistas hacía la democracia.
Una de estas luchas que Joaquín dirigió fue la huelga del transporte de Madrid en enero de 1977, sin duda la más trascendente (no solo porque afectaba a 11. 000 trabajadores de 400 empresas que paralizaron su actividad, ni tan siquiera porque la huelga terminó con un éxito para los trabajadores) sino porque la reacción de los nostálgicos del franquismo protagonizó el acontecimiento más negro de toda la transición a la democracia: el asesinato de cinco abogados laboralistas el 24 de enero de 1977, cuando una banda de asesinos fascistas asaltó el despacho de los abogados de CCOO en la calle Atocha, 55, a la búsqueda de Joaquín Navarro, que afortunadamente, había salido del edificio momentos antes.
Este lamentable acontecimiento, conocido en la historia de la Transición Española como “Los asesinatos de Atocha” provocó una reacción de repulsa y solidaridad ciudadana de tal magnitud que a juicio de los analistas políticos hizo irreversible el camino a la democracia plena.
Este hecho produjo en Joaquín un profundo sufrimiento y un severo revés a su salud por agotamiento psíquico y nervioso. En sus memorias llegó a escribir: “Han pasado los años y no he podido quitarme de la cabeza la idea de haber sido parte de la culpa de lo que pasó allí". Durante años necesitó tratamientos periódicos de reposo en una clínica especializada de Bucarest.
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