Es cofundador de la estampa popular
La Casa de la Provincia acoge hasta finales de octubre una antológica sobre Cristóbal Aguilar
La muestra ha sido inaugurada por el hijo del pintor y comisario de la misma, Luis Aguilar, junto al poeta y amigo íntimo del artista desde su juventud, Aurelio Alvea, que han recorrido las dos salas que el Organismo le dedica, Triunfo y Romero Murube, acompañados por Miguel Ángel Melero, su coordinador.
Sobre esta exposición en la Casa de la Provincia, su vicepresidente y diputado provincial de Cultura y Ciudadanía, Alejandro Moyano, ha opinado que ‘tenemos la oportunidad los sevillanos de sentir ese aliento de libertad de Cristóbal Aguilera. De ser testigos de Cristóbal en toda su sencillez, en toda su plenitud, más presente que nunca’.
CRISTÓBAL AGUILAR Y ESTAMPA POPULAR
Cristóbal Aguilar procedía de una familia obrera de Morón de la Frontera. A los once años ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla para pasar en 1954 a la Escuela Superior de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría, donde recibe docencia de maestros destacados, como Miguel Pérez Aguilera y Jesús Fernández Barrio, con quien aprende las técnicas del grabado, calcografía y estampación.
En 1957 gana la Segunda Medalla Nacional de Dibujo del Certamen Juvenil. Al año siguiente, obtiene el pensionado de paisaje para la Residencia de El Paular en Segovia, experiencia que le hace coincidir con otros artistas como Nicomedes, Moro, Alcorlo o Barnechea. En París, estudia litografía, linograbado y xilografía con José Ortega.
A mediados de los años sesenta ejerce en Ronda como profesor de dibujo y crea estudios nocturnos para las personas que por su trabajo no podían estudiar en los horarios académicos ordinarios. En 1977, vuelve a Sevilla para impartir clases en los institutos de bachillerato Gustavo Adolfo Bécquer y Antonio Machado hasta el año 2000, cuando se jubila de su labor docente y vuelve a Ronda, para continuar con sus labores artísticas y sus compromisos sociales.
Desde principios de los años sesenta, Cristóbal Aguilar adquiere un fuerte compromiso social y político, que le lleva a trabajar activamente en la clandestinidad, desde el PCE y CCOO, por la democracia y la libertad. Apasionado de la cultura popular, se convierte en un gran divulgador artístico para los más marginados y se define a sí mismo como un ‘romántico de la resistencia’.
Junto a Paco Cortijo y Paco Cuadrado funda en Sevilla en 1960 Estampa Popular, un movimiento de artistas, grabadores e ilustradores que surgió en Madrid a finales de los años cincuenta, de lucha por la libertad, la democracia y contra el franquismo. Su objetivo: ayudar al pueblo español a defender y enriquecer su cultura y su libertad con la producción artística. Para este grupo de artistas, el arte al servicio del pueblo debe reflejar la realidad social y política de su tiempo y se apoya la libertad de expresión en cualquiera de sus manifestaciones. Entre sus miembros destacados: José Ortega, Agustín Ibarrola, Ricardo Zamorano, José Duarte.
El Grupo Sevilla se organizó por simpatía estética con una exposición de Estampa Popular de Madrid celebrada en noviembre de 1960 en Sevilla, organizada entre otros por Alfonso Grosso y Joaquín Albalate. En 1962, se produce la segunda etapa de Estampa Popular, integrada por Manuel Baraldés, Claudio, Enrique Acosta, Nicomedes, Luis Vargas y el propio Cristóbal Aguilar. Estampa Popular de Sevilla pretendía aglutinar a artistas de distintos ámbitos unidos por un marcado compromiso social y además a escritores y poetas. Entre sus integrantes y simpatizantes: Pepe Gil, Pepe Soto, Carmen Laffón, Alfonso Grosso, Manolo Barrios, Federico López Pereira, Manolo Carrasco, Marino Vigueras, Teresa Duclós, Antonio Rojas o Jaime Burguillos.
VISIÓN LLENA DE EXTRAÑA POESÍA Y REALISMO
En lo que se refiere a su obra, Juan Ortiz Odóñez indica en la presentación del catálogo de la exposición que ‘su pintura pasó del realismo social de aquellos grabados a la figuración intimista y poética, sin abandonar el compromiso histórico con su tiempo’. De su obra gráfica de los años 60, el crítico de arte José María Moreno Galván dijo que era ‘una visión nueva llena de extraña poesía, de realismo…’
La pintura de Cristóbal Aguilar, según los críticos, es la de un clásico contemporáneo, con un grado de madurez estilística reconocible en el mapa pictórico español. Sus paisajes a cielo abierto, sus homenajes a la arquitectura y a la luz, respiran una dimensión humana. Su creación pictórica configuran un mundo luminoso, un homenaje a la luz. Su pintura está singularizada por dos elementos: la minuciosidad y la lentitud y un delicado lirismo. El artista contempla, mira, compone, selecciona y plasma, en un gusto por el detalle que supone un oficio de paciencia.
En su obra está presente el pueblo, tanto los campesinos como los trabajadores andaluces. Su arte es democrático, pero no sectario ni tendencioso. Es una obra llena de verdad, poliédrica, con la verdad de lo íntimo y lo profundo, que plasma un mundo sincero y leal. Su compromiso con la realidad vehicula el sentido de su propia existencia y de su arte. Sus personajes son símbolos de una manera de sentir y pensar. La crudeza de su realismo expresa y sugiere. En definitiva, sus obras hablan con colores de la belleza y la armonía de las personas y las cosas.
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