El número 34 de la revista ‘Andalucía en la Historia’ publica un completo dossier obre el Conde-Duque de Olivares.

El 5 de enero de 1625, hace 400 años, el rey nombró a Gaspar de Guzmán y Pimentel Rivera y Velasco de Tovar, duque de Sanlúcar la Mayor, conocido internacionalmente como Conde-duque de Olivares, uno de los personajes importantes de la Historia de España.

Pese a haber nacido en Italia, donde su padre ejercía de embajador de Felipe II ante el Papa, Olivares siempre se consideró “hijo de Sevilla”, ya que en Andalucía se asentaban sus orígenes, linajes y señoríos.

Gran valido de Felipe IV, Olivares desempeñó un papel fundamental en la Europa de la primera mitad del siglo XVII, un tiempo complejo y de gran conflictividad internacional que se saldó con la pérdida de la hegemonía hispánica. Menos conocida es su labor cultural.

Aficionado a los libros, la poesía y la pintura, mecenas de las artes y las letras, Olivares reunió una magnífica biblioteca, promocionó a Velázquez en la corte, se rodeó de literatos e intelectuales, apoyó la universidad y creó el teatro de comedias más afamado del Siglo de Oro. El dossier de la revista incide precisamente en esta otra faceta.
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