Recreación histórica en San Juan de Aznalfarache
La Osset Romana volvió a asentarse en Chaboya dos milenios después
Al acercarse al entorno, justo a las puertas del Centro Arqueológico, un señor pedaleaba sin descanso para mover el tiovivo en el que disfrutaban los más pequeños de unas vueltas generadas por energía limpia, la que era capaz de proporcionar este "ciclista romano". También gracias a la energía humana se movía una noria y una "barca romana" que se convirtió pronto en el objeto de deseo de los más pequeños, aunque algunos reclamaban más velocidad, acostumbrados a los barcos vikingos de la Feria.
En la plaza se podía disfrutar de juegos antiguos, rudimentarios, pero capaces de plantear retos que debes resolver ineludiblemente antes de dar paso al siguiente jugador: la bola doble, la T, las Cabras, la Serpientes, Jerga o Estático. Poco a poco se iban sumando otros divertimentos y a mediodía llegó el momento del tiro con arco o de los aros, antes de que por la tarde comenzarán las peleas y talleres de gladiadores.
En el mercado, los artesanos se esforzaban por atraer la atención de los visitantes hacía sus telas, sus cerámicas, las espadas o incluso hasta la forja en la que se trabajó durante toda la jornada. En el centro de la plaza una biga presidía todo el improvisado poblado, vigilando la buena marcha de las jornadas y haciendo las delicias de los pequeños que se atrevían a montarse en el carro junto al auriga.
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