Decía el poeta Federico García Lorca que “el duende no se repite, como no se repiten las formas del mar en la borrasca. Para buscar el duende no hay mapa ni ejercicio. Solo se sabe que quema la sangre como un tópico de vidrios, que agota, que rechaza toda la dulce geometría aprendida, que rompe los estilos …” Y ese duende es el que el público ha podido disfrutar en la 41ª edición del Festival de Cante Flamenco ´El Búcaro´, que de nuevo tuvo como sede el patio de la Hacienda Santa Cruz.

Una noche que dio inicio con el homenaje de este año a José Antonio Muñoz, El Chozas, fallecido esta primavera y que pertenecía a esa generación marcada en lo estético por el canon de Antonio Mairena.

El alcalde, Javier Fernández, acompañado por la delegada de Cultura, Raquel Vega, hizo entrega de este reconocimiento a la familia del cantaor sevillano. Además, Fernández destacó “la apuesta municipal por el flamenco, un arte nuestro, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, que está presente no sólo en la programación cultural, sino a través del Proyecto Flamenco del IES Carmen Laffon —estaban presentes en el Festival una representación de este instituto y su proyecto—, las escuela de danza y nuestra Casa del Flamenco que lleva el nombre de Antonio Carrión, del que podremos disfrutar hoy al toque, y que es un magnífico embajador del municipio y del flamenco”. El primer edil rinconero reiteró que el flamenco es “es memoria, identidad y cultura”.

Tras el emotivo reconocimiento dio inicio el festival con la actuación en primer lugar del cantaor local, Antonio González, El Cabrerillo, acompañado a la guitarra por Juan Quirós.

Le siguió El Crespo Zapata, hijo del popular cantaor El Cabrero, es obvio que no sólo se interesara por lo que había mamado desde la niñez, lo jondo, sino que lanzado a la búsqueda de sí mismo, se hizo cantautor a fin de poner su voz al servicio de la poética de Miguel Hernández, Antonio Machado, Rafael Alberti o Mario Benedetti, entre otros. Debutó a los ocho años en un documental que le hicieron a su padre. Afirma estar perdidamente enamorado de la bajañí y luego de los cantes que ya de niño eran su música. El cantaor estuvo acompañado al toque por Manuel Herrera.

También actuó Remedios Reyes junto al guitarrista Antonio Carrión. Hermana del cantaor Antonio Reyes y emparentada con Pansequito, comenzó como bailaora en las compañías de Manuel Morao y Sara Baras. Seguidamente comenzó con su carrera como cantaora en solitario teniendo la suerte de actuar en todas las peñas flamencas de la geografía española y de compartir cartel con todas las figuras del momento en los más prestigiosos festivales. Destacó de nuevo por su aire festero, cantando y bailando, mostrando al público sus formas raciales y la flamencura como expresión.

Por último, el cantaor extremeño Miguel de Tena, acompañado por Carrión, puso el broche de oro a este festival. Un cantaor serio, con variado repertorio, con voz dulce y clara no exenta de desgarro, con registros altos y un poderío extraordinario en los cantes libres. Tiene en su haber más de treinta premios, destacando la Lámpara Minera de la 46 edición del Festival Internacional de Cante de las Minas de La Unión en 2006.

El acto estuvo presentado por Salvador Milla.
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