Coria del Río inicia su camino hacia la Blanca Paloma con “la llama rociera más viva que nunca después de 175 años de historia”

Coria del Río al completo se ha echado a la calle este martes para despedir a los casi 2.000 peregrinos que conforman la comitiva de la Hermandad del Rocío de la localidad. El alegre bullicio de los vecinos, que han querido aprovechar el día de fiesta decretado en el municipio para acompañar al Simpecado coriano en sus primeros pasos hacia la aldea, ha arropado los corazones de quienes, cargados de fe y esperanza, ansían el reencuentro con la Blanca Paloma.

Y es que Coria, a juicio de los rocieros, es especial. No es vano su hermandad ocupa el octavo puesto en antigüedad lo que, en palabras de su Hermano Mayor, Fran Amargo, “hace que arrastre mucha gente que mantiene la llama rociera más viva que nunca después de 175 años de historia”.

Fundada en 1849, la corporación sabe bien cuál es la esencia de la romería. Como explica Victoriano Cancelo, delegado de Cultura del Ayuntamiento coriano, “el Rocío es un camino de oración, de un fervor popular sustentado en la fe que da al peregrino la fuerza necesaria para completar su objetivo que no es otro que llegar a la aldea”. Este camino está jalonado de momentos en los que la emoción se hace más presente que nunca, como el cruce del Vado del Quema o la presentación en Villamanrique, aunque para Cancelo, “la Hermandad hace especial cada minuto, enamorando al nuevo peregrino y haciendo que regrese una y otra vez después de su primera experiencia”.

Mientras Coria abandonaba su pueblo, otras hermandades cruzaban el Guadalquivir por la localidad. Casi una treintena de entidades cumplen con esta emotiva tradición a lo largo de la semana, propiciando el reencuentro entre los corianos y peregrinos venidos de lejos que, con los años, han forjado amistades que florecen de nuevo cada primavera como ofrenda de Pentecostés.

Iniciando el camino con su hermandad iban también la artista Pastora Soler y la modelo María José Suárez, ambas corianas.