Por su notable carrera literaria
La escritora Sara Mesa, Premio Nacional Factoría Creativa de las Letras en La Rinconada
Por todo ello, Estación de las Letras ha entregado el Premio Nacional de Factoría Creativa de las Letras 2024 a esta madrileña de nacimiento y sevillana de adopción, de la que la I Teniente de Alcalde y delegada de Cultura, Raquel Vega, ha referido que es “una escritora comprometida con la literatura de su tiempo, con su oficio y con su vocación”. En su semblanza sobre la escritora, Vega ha subrayado que en sus obras son temas recurrentes los abusos de poder, las relaciones cotidianas conflictivas, la búsqueda de la libertad y la doble vida de los personajes. “Terrores cotidianos disfrazados de buenas intenciones y también de silencios. Una escritura a la que califican de desnuda y fría, repleta de imágenes que desasosiegan y también magnetizan, una prosa de limpieza desconcertante, escueta, ágil”.
La escritora logró un gran impacto en la crítica gracias a los relatos recopilados en las antologías ‘No es fácil ser verde’ y ‘La sobriedad del galápago’. Con ‘El trepanador de cerebros’ Mesa dio el salto a la novela en 2010. Tras ésta llegaría ‘Un incendio invisible’; ‘Cuatro por cuatro’, que fue finalista del Premio Herralde de Novela en 2012. Continuó con ‘Cicatriz’, Premio Ojo Crítico de Narrativa 2015; ‘Mala letra’; ‘Cara de pan’; ‘Un amor’; ‘Perrita Country’ o ‘La familia’ (2022, Premio Cálamo Extraordinario, Premio Andalucía de la Crítica). Tiene también el ensayo ‘Silencio administrativo’.
La delegada de Cultura le ha hecho entrega del Premio Nacional de Factoría Creativa de las Letras 2024 en un acto celebrado en el Centro Cultural de La Villa. Mesa agradeció el galardón y afirmó “No estoy acostumbrada a estas cosas, la vida de una escritora es en casa escribiendo, no sé qué se espera de mí, salvo dar las gracias al Ayuntamiento por esta tarde tan especial”.
Acto seguido dio inicio la tertulia literaria entre la autora de ‘Cara de pan’ y el escritor Fernando Iwasaki. En primer lugar, Iwasaki preguntó a Sara Mesa acerca de la cantidad de animales que salen en sus obras, como es el caso de Tifón en ‘Un incendio invisible’, Sieso en ‘Un amor’ o la novela ‘Perrita Country’, entre muchos otros.
La autora explicó que “los animales son importantes porque yo me nutro de la vida, soy una esponja que coge cosas y las narra de otra forma, es mi manera de hacer ficción. Lo que distingue a un escritor de otro es su mirada, en qué se fija. Los animales me interesan, su existencia, su lenguaje, cómo nos relacionamos con ellos, me fijo en eso e involuntariamente salen en los libros”.
Otro de los temas tratados ha sido sobre los personajes vulnerables de sus novelas y cuentos. “En tu obra complejizas la condición de esas víctimas en un marco donde hace más compleja esa condición”, expresó Iwasaki.
“Creo que todos ellos tienen en común que no son libres, están acorralados, no han podido hacer en la vida aquello que les hubiera permitido ser seres plenos y felices, y de alguna manera pueden tomar caminos distintos ante esto: frustrados, rencorosos, ansiosos… van a hacer cosas que quizás no se entiendan sin ese marco”, contó Mesa, que quiso destacar que “no son víctimas perfectas, no me interesa hacer una historia de una persona a la que le han arrebatado la libertad y es intachable, una persona que le han quitado su libertad puede ser una persona que miente, que flaquea, que se equivoca y a mí me interesa eso. A veces nos encontramos narraciones con determinados conflictos con los que es muy fácil decir estoy de acuerdo, porque es intachable, pero en la vida no ocurre así, en la vida hay gente que nos genera rechazo”. Por eso a la escritora le interesa analizar lo que hay detrás de esas personalidades complejas, “es una especie de arqueología y eso hace que mucha gente que lee mi historia se encuentre descolocado, porque los personajes no hacen lo que las normas exigen, intento que sean como las personas que tengo alrededor, no venimos con manual de instrucciones a la vida. Tiene que ver con la falta de libertad y como reaccionamos de manera distinto a esto”.
Su novela ‘Un amor’ fue llevada al cine por la cineasta Isabel Coixet, una adaptación con la que la autora admitió estar contenta porque respeta el espíritu del libro. “Era complicado llevarlo al cine porque en la novela todo lo vemos a través de Nat, con lo cual en el libro si a los vecinos los vemos imbéciles es porque ella los ve así; en la película tienen una existencia exterior más nítida que en el libro, como en el caso de Andreas”.
Asimismo, Sara Mesa repite en su obra el tema de los pequeños hurtos, así ocurre con Nat en ‘Un amor’, con una de las protagonistas de ‘La familia’, también en ‘Cicatriz’ o en los cuentos ‘Mentiras’ o ‘Niño sapito’. “¿Por qué ese tema de pequeños robos es frecuente en tu narrativa?”, indagó Iwasaki.
“Me interesa el asunto de la propiedad y la legitimidad, de la posesión. Este tema se ha manifestado de diferentes maneras. Los personajes reaccionan de forma diferente ante formas de desposesión, a ellos se les han quitado cosas. Son como pequeñas subversiones, irracionales, muchas veces injustificadas, pero ocurren. Porque no es robar para quedárselo, eso no aparece, lo hace para regalarlo o sin saber el porqué, siempre hay una motivación que no es meramente codiciosa, no hay violencia”.
La escritora ha montado en torno a sus obras una geografía propia, una cartografía donde está la ciudad de Cárdenas y sus alrededores, como el caso de la Escapa en ‘Un amor’. Lugares inventados que aseguró ha creado “un poco por comodidad, porque no me documento apenas, parto de lo que observo y luego me gusta inventar y era cómodo inventar una ciudad, pero me inspiro en sitios reales, hay un poco de Madrid, Sevilla, en lo rural de la sierra de Huelva, de Zahora... son los paisajes que empapan mi infancia y me he dado cuenta que no puedo escapar de mi origen; donde vive ‘La familia’ está inspirado en el Cerro del Águila, pero no lo llamo así; en ‘Cara de pan’ es un parque de Rochelambert. Creo que nombrar los lugares en los que me inspiro no es relevante para los lectores y por eso no los pongo. Son los escenarios que yo conozco”.
Su ensayo ‘Silencio administrativo’ explora la marginalidad en una mujer real a la que la burocracia y el poder le impiden salir de la situación en la que se encuentra. Sara Mesa explicó que el tema del poder siempre ha estado presente en todo lo escrito por ella. “Me fijo en lo pequeñito, en cómo se articula en los pequeños grupos de personas. No tengo madera de ensayista, pero este caso me toco muy directamente, conocí a una mujer que vivía en la calle, era discapacitada, quería ser ayudada y no podía porque topaba con impedimentos burocráticos. Pensé que yo sí podía ayudarla, porque sí se hablar con la administración… pero me topé con la burocracia y pensé que había que contarlo”.
También refirió que es “un libro que habla del poder a gran escala, que es la administración, como ente enorme, aplastante, conformado por individuos que oprimen a individuos. A mí me admitían un formulario porque exigía y a ella no, hay una cuestión de jerarquías en las relacione humanas que hay que tener en cuenta”.
Por último, Iwasaki y Mesa hablaron sobre la sexualidad en ‘Un amor’. “La sexualidad es importante en el libro, pero hay otros temas más importantes, seguimos siendo una sociedad un poco puritana y cuando aparece algo sexual se come el resto. En el libro esta vinculado al poder, al prejuicio… en la novela es importante la relación de ella con otros personajes, ella es la intrusa, y se articulan a través del sexo en algunos momentos, pero no es el tema”. Así afirmó que con respecto a esta novela “se han hecho lecturas muy diferentes que no comparto y he llegado a pensar que es como una prenda de ropa, que según quien se la ponga la ve de una manera. Es un libro que ha gustado a muchas feministas y ha enfadado a muchas otras también. Eso significa que el libro está vivo, genera debate y curiosidad”.
Previamente a este encuentro, Sara Mesa, junto con la delegada de Cultura, se trasladó al parque Dehesa Boyal, al Sendero de la Creación, donde descubrió una escultura con su nombre y que se une a otros grandes nombres de las letras en español como Sergio Ramírez, Almudena Grandes, Irene Vallejo, Antonio Muñoz Molina, Carmen Posadas, Héctor Abad Facciolince, entre muchos otros.
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