La obra cuestiona lo que nos hicieron creer y hemos normalizado en el contexto de una cultura obsesionada por los pechos. Reclama la aceptación de los cuerpos, diversos, multiformes, con tetas o sin ellas. Reivindica el derecho a no estar bien. Invita a las mujeres a abandonar el lugar de objetos para ocupar el de sujetos que miran, que deciden, que son libres.
Valencina de la Concepción
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