De nuevo un lujo ver a la Maestranza hasta arriba de aficionados, ilusionada y con ganas de ver toros. Esta edición de la feria de San Miguel ha sido una auténtica manifestación de que la fiesta de los toros está viva y de que cuando se dan buenos carteles, con interés y rematados, los aficionados responden. Y eso a pesar de las altas temperaturas reinantes que casi invitaban a cambiar el escaño recalentado de la plaza por el cómodo sofá del salón frente al televisor. Pero ni por éstas. Al final tres festejos con el “no hay billetes” colgado en las taquillas y la reventa por las nubes.
Julián López “El Juli” anunció a finales de julio que se retiraría del toreo activo este domingo 1 de octubre en Sevilla, y desde aquel día toda su temporada ha gravitado en este final que ha resultado como se merecía. Los aficionados le han arropado con todo el cariño del mundo y hasta un “Juli no te vayas” se escuchó desde el tendido cuando finalizaba su última faena. Pero el madrileño lo tenía más que meditado y su tiempo a partir de ahora lo dedicará a disfrutar de lo ganado en el ruedo.
Juli de la Maestranza ha salido en volandas por la Puerta del Príncipe hasta en siete ocasiones y todo hacía presagiar que hoy culminaría su tarde de la misma manera. Pero al final se ha ido andando, él solo, por la Puerta de Cuadrillas y con la afición tributándole una gran ovación de despedida tras haber cortado una oreja del cuarto. El torero no ha escatimado esfuerzos con este toro, echándose de rodillas casi en los medios para recibir al cuarto a portagayola, hecho poco frecuente en él, para después realizar un saludo capotero que puso a los tendidos en pie y a la música atacando el pasodoble. Luego le realizó un buen quite con dos verónicas, una tijerilla y una media de remate muy lenta. Rehusó la petición del público a que cogiera las banderillas y se vació en la muleta a los sones de “Suspiros de España”. El toro muy alegre en los primeros tercios acabó de forma reservona, pero no presentó problemas para que el maestro, ya casi al final de faena, se decidiera a dar el paso adelante, cruzarse al pitón contrario y citarlo enfrontilado logrando lo más lucido y verdadero de su actuación.
Con su primero, manso y desrazado, resultó imposible sacarle partido. Además en cuanto le pudo se emplazó en tablas, que era lo que estaba deseando desde que salió, y ya se rajó del todo. Por lo que su ganadería fetiche, en esta ocasión, no fue su fiel colaboradora para alcanzar el triunfo en esta despedida a 25 años de torero.
Y unos que se van y otros que se quedan para seguir tirando del carro. Y Daniel Luque ya es la primera figura del toreo y así lo ha demostrado hoy en Sevilla. La actuación del de Gerena ha sido contundente, por capacidad y resolución delante de sus dos toros; y del de sus compañeros, como el quite que le sopló al segundo toro de la tarde, el primero de Sebastián Castella, donde con tres verónicas y media dejó claro que en la actualidad el que manda en el escalafón es él. Y eso que no se lo ponen nada fácil, pero oportunidad que tiene de alternar con las figuras, oportunidad que pone a más de un coletudo en evidencia y a cavilar.
Su lote fue el más complicado de la tarde, compuesto de dos “garcigrandes” que mansearon en los primeros tercios pero a los que logró domeñar y limarles las aristas para aprovecharlos al máximo. Su primero tuvo un juego muy interesante, y osciló de poner en aprietos a los banderilleros, a entregarse ante el poderío de la muleta del torero. Luque clavó los pies en el suelo y se paso el toro por los dos pitones sin una sola duda, utilizando el recurso al principio de citar al hilo de la pala del pitón para ir desengañando al animal, y terminar ya mucho más centrado, echando siempre la muleta por delante y alargando los muletazos, muy templados y ligados y con la gente totalmente rota con él. Posiblemente las luquesinas, muletazo de su invención, fue lo que peor le saliera, al tener algún que otro enganchón. Recetó una estocada ligeramente desprendida que tiró sin puntilla y le concedieron las dos orejas.
Con el sexto que brindó al maestro Paco Ojeda, de nuevo otra demostración de mando. El toro era violento y terminó con un comportamiento bravucón una vez que fue podido. En tanteo inicial certificó las bases de lo que sería de nuevo su demostración de capacidad. Pudiéndole por abajo, pero sin quebrantarlo. Con temple. Haciendo pausas con sentido y consistiendo, ya que el toro en cuanto enganchaba el engaño se descomponía, sobre todo por el pitón izquierdo. Por lo que la faena la basó más por el derecho, y muy en corto extrajo lo mejor del animal. A la faena le faltó, tal vez, una serie para que fuera lo suficientemente redonda para que estallara. Cuadró al toro en los medios y si la estocada hubiera caído en todo lo alto, y no ligeramente desprendida, la oreja hubiera ido con total seguridad al esportón consagrándose con otra salida en hombros. Aun así la oreja se pidió con mucha fuerza, pero esta vez el palco no creyó conveniente concederla, asunto a tener en cuenta para próximas actuaciones, porque el devenir de criterios de los distintos equipos presidenciales deja mucho que desear.
Y Sebastián Castella no tuvo su tarde. E igual que suele ocurrir, se llevó el toro de la corrida, su primero. Con él estuvo en la misma línea de ayer, queriendo y cumpliendo con su compromiso. Pero hoy no hubo conexión del todo, posiblemente porque una vez rumiado el triunfo de hace 24 horas a más de un aficionado le habrá resultado excesivo. Pero la tauromaquia del francés es siempre así. Con unas faenas muy previsibles, a pesar de que hoy hubo sorpresa, como cuando lo recibió toreando a la verónica de rodillas, pero que tampoco logró prender la mecha. Y con la muleta empezó con sus clásicos pases por la espalda, para luego alternar las dos manos en un trasteo anodino con un toro que repetía con casta y que al final terminó por aburrirse por la falta de acople y yéndose a refugiarse en tablas. En resumen mucha cantidad y poca calidad.
A su segundo también lo recibió de rodillas frente a la puerta de chiqueros, por lo que su disposición no se le puede negar. Este toro fue más reservón, con poca casta y poco celo. Y la faena de muleta transcurrió de forma lenta y pesada. Por lo que el gesto de coger la sustitución de Morante no le ha servido para remachar su paso por el albero sevillano tras su salida en hombros de ayer, nada menos que por la Puerta del Príncipe.
FICHA DEL FESTEJO
Domingo 1 de octubre de 2023. Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. 24º festejo de abono. 3ª y última corrida de toros de la Feria de San Miguel. Lleno de “No hay billetes” y más calor, si cabe, que los días anteriores.
Toros de GARCIGRANDE, con los dos hierros de la casa (1º, 3º y 5º de Garcigrande, y 2º, 4º y 6º de Domingo Hernández), desiguales de presentación, con tres toros más aparentes (1º, 4º y 5º) y el resto por debajo de las exigencias de esta plaza de primera. Y de juego desigua: 1º manso y desrazado, 2º encastado, 3º complicado y muy interesante, 4º alegre que terminó reservón, 5º manso y 6º bravucón.
EL JULI (corinto y oro): pinchazo y casi entera trasera tendida y caída y seis descabellos (silencio); casi entera desprendida (una oreja con fuerte petición de la segunda).
SEBASTIÁN CASTELLA (azul marino y oro): estocada trasera (palmas); estocada trasera tendida y caída (silencio).
DANIEL LUQUE (verde esperanza y oro): estocada desprendida (dos orejas); estocada tendida y desprendida (fuerte petición y saludos).
Entre las cuadrillas destacaron con los palos: Rafael Vioti (2º, desmonterado), Iván García (3º, desmonterado) y Fernando Sánchez (4º) y José Chacón (5º). Y con el capote de brega: Antonio Chacón (2º, desmonterado) y Álvaro Montes (4º).
Julián López “El Juli” se despidió del toreo tras 25 años. No hubo corte de coleta. Y Castella y Luque les brindaron los toros 2º y 3º, respectivamente.
