Partiendo de un concepto tan básico como es la devoción, el utrerano ha compuesto una imagen en la que el elemento central es el rostro de la Virgen del Rocío, al que rodean diferentes elementos que dan forma al rostrillo, como estampitas, fotografías, poemas, pañuelos, pulseras, flores o trozos de madera pertenecientes a rocieros, recuerdos personales que se guardan como tesoros y que dan un valor extra a la pieza. Para su realización, Rodríguez Ledesma ha llevado a cabo un importante trabajo de investigación, visitando a devotos de diferentes provincias andaluzas.
También ha querido incidir el artista en la idea de los contrastes, presentando las piezas de manera caótica y desordenada en contraposición con la paz y la dulzura del rostro de la virgen, marcando una metáfora visual de lo que a veces puede parecer la romería.
Un trabajo que destaca por su belleza y originalidad y que anuncia la próxima llegada de Pentecostés.
