El cigarrero está feliz. Después de días de gozo, júbilo y fervor en torno a San Sebastián, se encuentra con una sonrisa de oreja a oreja por lo vivido. Desde los más pequeños, con el encierro infantil y ese memorable chupinazo de Curro Bizcocho, hasta la lluvia de orejas en la novillada de Fuente Ymbro, pasando por un encierro limpio, con chupinazo para el recuerdo de César Cadaval y Siempre Así, los sones magníficos de bandas de categoría sevillana y la procesión del patrón San Sebastián. Tauromaquia, música, gastronomía, religiosidad y, en definitiva, tradiciones de un pueblo para el triunfo de La Puebla del Río por San Sebastián.
Los sones de la Centuria Romana Juvenil inauguraron la jornada infantil. La charanga amenizaba el ambiente en la calle Larga. El pasodoble de Curro Bizcocho resonó e hizo las delicias en la Esquina del Reloj. “Mi Corpus y San Sebastián…y esta es mi Puebla por la que muero”. No cabe más arte. Ni cabía más gente. Familias al completo disfrutaron con el encierro infantil, esos toros hinchables que recorrieron la calle Larga para llegar a la plaza de toros, donde tuvo lugar un espectáculo taurino dirigido a la población infantil y en el que se pudieron ver pinceladas de mucha calidad.
Las linternas al cielo dieron luz un año más a San Sebastián, esperanzadas por verlo en su capilla más pronto que tarde. Y, por la noche, los gozos. La sevillana Banda del SôL, con sus radiantes plumas, inundó con sus sones el corazón de La Puebla y se postró ante San Sebastián cuando el reloj marcaba el inicio del gran día. Multitud de personas acompañaron a la formación musical en su discurrir por las calles de La Puebla del Río. Gozos de elegancia, sevillanía y categoría.
Amanecía el gran día en La Puebla. Radiante. Fresco, pero despejado. Se intuía la presencia del sol en las horas centrales de la jornada. Los bares, llenos, acogían a la clientela para los desayunos. Las calles se ambientaban por momentos y, desde las 9:00 horas, la Banda del SôL, la Centuria Romana Macarena y la Agrupación Musical Virgen de los Reyes – a las que se uniría un poco más tarde la Banda Municipal – anunciaban que algo grande estaba por venir.
A las 11:00 horas ya no cabía un alfiler en el pulmón de la calle Larga. En un caos perfectamente organizado, se entremezclaban los sonidos de las bandas, que bajaban poco a poco desde la Plaza de Toros. Y, minutos más tarde, la solemnidad hacía acto de presencia con la salida del patrón San Sebastián, que visitaba en su recorrido previo a la Esquina del Reloj la casa de Carmelita “la sorda” acompañado por la Banda Municipal. Esto contrastaba con la algarabía de la Esquina del Reloj, que vibraba con la Agrupación Musical “Virgen de los Reyes” y la interpretación de temas populares.
Minutos antes de las 12, se hacía el silencio. El momento esperado. El “Hymnus ad Martyrem” de la Banda Municipal y el canto a San Sebastián de todo el pueblo. Entronizado San Sebastián. Se cumplía el rito. Alabanzas, vivas y vítores al patrón. El balcón esperaba a César Cadaval y Siempre Así para el chupinazo.
El párroco, don Rafael, rezaba para que San Sebastián protegiera, un año más, a quienes correrían el encierro posteriormente y para que todo transcurriera sin sobresaltos. Y aparecía César Cadaval. “¡La Pueeeeebla! ¡Oé! ¡Ala bin!...” Con el humor que le caracteriza, César Cadaval transmitió diversión, felicidad, y protagonizó un momento único: entonó una “improvisada” sevillana que fue al instante captada por la multitud y, a continuación, reclamó la aparición de Siempre Así. “La Puebla tiene un color especial…”, ese tema universal versionado para la ocasión. Cohetazo al cielo y explosión de alegría en la calle.
El encierro de los de Fuente Ymbro fue rápido, limpio y sin incidencias. La calma tensa y el temor lógicos del instante dieron paso a la satisfacción porque todo transcurrió de forma óptima. Sin solución de continuidad, la suelta de vaquillas contrastaba con la formación del cortejo de la procesión del patrón.
La Banda de Cornetas y Tambores de la Centuria Romana Macarena abría paso al cortejo y el radiante paso cedido por la Hermandad de Santa Genoveva en el que procesionó el patrón lucía espectacular. Los sones de la Banda Municipal acompañaron a San Sebastián y Juan Palma con su equipo de auxiliares comandó a una cuadrilla que demostró su buen hacer andando con elegancia.
La entrada de San Sebastián dio paso al último de los grandes actos del día, la novillada sin picadores en honor al patrón cigarrero. Y es que La Puebla del Río dio el pistoletazo de salida a la temporada europea 2023 con la celebración de la novillada sin caballos posterior al afamado encierro que acoge este municipio para conmemorar la festividad de San Sebastián. Hubo lluvia de trofeos con un lleno en los tendidos y con un gran ambiente de júbilo entre la afición cigarrera. Destacaron la buena faena de Núñez de Molina, el arte y elegancia del cigarrero Manuel Luque “El Exquisito”, las maneras y el oficio de Javier Zulueta y la extraordinaria zurda de Ignacio Sabater. “Día para la historia de la localidad”.
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