Todo venía embalado para que la tarde otoñal, aunque con temperatura más bien veraniega, siguiera por los caminos en los que los había dejado el día anterior el genial Morante de la Puebla. Pero dice el refrán que “días de mucho, vísperas de poco…”.
Y esta vez no se le puede echar todas las culpas al ganado, ya que la corrida de Victoriano del Río, si exceptuamos el lote de Roca Rey, sirvió para que los toreros pudieran haberle sacado mayor partido, pero otra cosa es que llegara a pasar.
El cartel a priori giraba en torno a un nombre, Roca Rey, y si el peruano triunfó en la taquilla demostrando que es el de más tirón colgando el “no hay billetes”, en el ruedo no tuvo tanta suerte. Cierto es que se llevó el peor lote y con su primero, un toro reservón y que medía constantemente, no se dio mucha coba y lo mandó a las mulillas sin perder mucho el tiempo. Aunque la manera de hacerlo fuera poco ortodoxa por el espadazo, en los sótanos y atravesado, que le recetó.
Ya con el quinto la cosa cambió, pero duró lo que duró el toro. Comenzó por estatuarios a pies juntos en el tercio y continúo ya más en terrenos de afuera armando faena con sus clásicas armas de la quietud y pisando terrenos comprometidos. Pero el toro no aguantó el asalto y se rajó. Por lo que al final Roca Rey pasó sin pena ni gloria por el ruedo maestrante.
El caso contrario de la suerte en el sorteo fue el de José María Manzanares, muy querido y respetado en esta plaza por sus triunfos anteriores, pero que de unos años a esta parte está sin estar. Y al que le tocaron dos “victorianos” muy exigentes, que pedían cruzar la línea del cite al hilo del pitón, enrocarse el toro a la cintura y bajarles la mano. Y ninguna de esas tres reglas básicas para someter las embestidas de los toros las pudo llevar a efecto. El alicantino estuvo dubitativo y hasta mal colocado, como cuando dejaba al toro en el caballo. Son muchas temporadas las que lleva Manzanares en primera línea y posiblemente unos años sabáticos le vendrán bien para oxigenarse.
Y al final “Calerito” fue el que se convirtió en el protagonista del festejo, y no solo por poder cumplir el sueño de tomar la alternativa en un cartel de campanillas y en La Maestranza, sino que además se llevó todos los titulares por cortar una oreja y dejar lo más artístico de la tarde.
Y tras casi dos horas de espera le volvió a tocar el turno, y con el sexto, castaño y también muy bien hecho, volvió a desglosar su tauromaquia clásica y de buenas maneras. Comenzó con el cartucho de pescado, recordando al gran Pepe Luis Vázquez, y continuó con una faena de suaves matices, sobre todo al natural, abrochando con pulcros pases de pecho. Pero los aceros se le encasquillaron, sobre todo el descabello, y todo quedó en palmas a la voluntad.
FICHA DEL FESTEJO
Sábado 25 de septiembre de 2022. Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. 22ª corrida de abono y 2ª de la Feria de San Miguel. Lleno de “no hay billetes” y temperatura calurosa.
Seis toros de Victoriano del Río, bien presentados y muy interesantes de juego. 1º bravo y noble, 2º encastado, 3º reservón y sin clase, 4º bravo, 5º noble hasta que se rajó y 6º noble y soso.
José Mari Manzanares (azul marino y oro): estocada corta tendida y dos descabellos (dos avisos y saludos); tres pinchazos y siete descabellos (aviso y silencio).
Roca Rey (caldero y oro): dos pinchazos y bajonazo atravesado (silencio); estocada (saludos).
Juan P. García “Calerito” (blanco y oro): estocada (oreja); pinchazo y seis descabellos (aviso y palmas).
Entre las cuadrillas destacaron picando: Rafael Campos “Carioca” (1º), Paco María (4º) y Manuel Jesús Ruiz “Espartaco” (6º). Lidiando: Daniel Duarte (4º) y Antonio Chacón (5º). Y con las banderillas: Antonio Manuel Punta y David Pacheco (1º) que se desmonteraron, Daniel Duarte (2º), Antonio Chacón (3º), Manuel Rodríguez “Mambrú” y Luis Blázquez (4º) que se desmonteraron y Francisco Durán “Viruta” (5º).