Tomares vivió ayer sábado, 16 de julio, una gran velada flamenca con la celebración de su 47 Festival, que este año ha estado dedicado a uno de sus vecinos más célebres, Antonio Navarro Caro “El Niño de Tomares”, en conmemoración del 150 aniversario de su nacimiento.
El festival, uno de los eventos flamencos más antiguos y con más solera de Andalucía, ha convertido a Tomares, un año más, en una cita imprescindible para los grandes aficionados y amantes del flamenco. La 47 edición, organizada por la Peña Cultural Flamenca de Tomares y el Ayuntamiento de la localidad, reunió anoche en el Patio de las Buganvillas de la Hacienda Santa Ana a un elenco de figuras del cante, baile y toque flamenco que mostraron su arte, magnetismo y sentimiento y consiguieron una comunión plena con el público.
Una vez más, gran noche de flamenco en Tomares, conducida por el periodista, Manuel Curao y con la presencia del alcalde de la localidad, José María Soriano, del director del Instituto Andaluz de Flamenco, Cristóbal Ortega y del presidente de la Peña Cultural Flamenca, Antonio Novella.
Toque personal y sones flamencos
Antonio Reyes, una de las voces más importantes del flamenco contemporáneo, Anabel Valencia, con la fuerza y caudal de su voz, Rafael de Utrera, con su personalidad y El Perrete, con su garganta prodigiosa, mostraron una gran entrega y ejecución en todas las interpretaciones. Acompañados en sus actuaciones por la maestría de las guitarras de Nono Reyes, Curro Vargas, José Fermín Fernández y Antonio Gámez, dejaron patente su versatilidad y brillantez en el escenario.
Un gran espectáculo que dejó para el final la actuación de uno de los maestros del baile flamenco, “Farruquito”. El bailaor sevillano, heredero de una de las sagas más importantes del arte del baile, los Farruco, desnudó su alma en el escenario y emocionó al público con su entrega, elegancia escénica y expresividad de su cuerpo. Su baile por seguirillas y alegrías y su temple en las tablas lo acompañó con el poderío y garra de los cantaores Mari Vizárraga, Manuel de la Nina y Ezequiel Montoya, la fuerza del toque de Manuel Valencia y la percusión de Paco Vega. Un diálogo perfecto entre cante, guitarra y baile, que encandiló al público.
El Festival Flamenco cerraba su 47 edición con un majestuoso fin de fiesta subiendo al escenario la cantaora jerezana, María Terremoto, que se encontraba entre el público; Juan El Moreno, hijo de Farruquito que, con sólo 10 años, dio rienda suelta a su talento, y de nuevo, El Perrete. Despliegue de talento y esencia flamenca para cerrar una de las noches más esperadas por los aficionados del flamenco.
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