Protector de las artes, especialmente de Velázquez; implacable contra la corrupción; “modernizador desde la coherencia”… Estas son algunas de las definiciones que empleó el actual conde duque de Olivares, de quien ostentó este título en primer lugar. Para Carlos Fitz James, Olivares Barroco es una oportunidad para conocer la historia vinculada con Gaspar de Guzmán y Pimentel y con el pueblo de Olivares.
El duque de Alba se mostró “orgulloso” de su título de conde duque de Olivares y explicó cómo al valido del rey Felipe IV le costó el destierro poner en marcha medidas para acabar con la corrupción, así como otras para que todos los ciudadanos pagaran impuestos independientemente del territorio en el que estuvieran, teniendo en cuenta que todos querían disfrutar de los beneficios de hacerlo y sólo tributaban lo hacían los de Castilla y Andalucía.
El aristócrata dijo llevar sangre sevillana y sentirse de Olivares, al tiempo que felicitó al Ayuntamiento por la organización de Olivares Barroco, puesto que a su juicio “da esplendor” a este municipio, al Aljarafe y a toda la zona.
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