Acompañado por hermandades andaluzas

Jesús Nazareno de Santiponce vuelve al Conjunto Arqueológico de Itálica dos años después en el Vía Crucis del Aljarafe

El Conjunto Arqueológico de Itálica, la noche, las hermandades y cofradías venidas desde distintos puntos de Andalucía… El marco volvía a darse. De nuevo se empiezan a retomar las actividades que se desarrollaban antes de que llegara la pandemia del coronavirus y en Santiponce también se ha podido recuperar el Vía Crucis del Aljarafe.

Promovido y organizado por la Muy Antigua, Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Nuestra Señora del Rosario Coronada y Divina Pastora de las Almas, en esta ocasión en su trigésimo primera edición se ha celebrado el tradicional Vía Crucis penitencial dentro del Conjunto Arqueológico de Itálica, presidido por la Sagrada Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Titular de esta Cofradía.

Sus inicios se remontan al primer sábado de Cuaresma de 1990, cuando la Hermandad organizadora lo realiza por primera vez en solitario y decide trasladar y hacer partícipe de aquella inigualable experiencia a otras hermandades de su entorno más cercano. Aunque en la historia de la ciudad italicense no se conocen martilogios cristianos, la simbología del anfiteatro de Itálica evoca aquellos que tuvieron lugar en el gran Coliseo romano, haciendo que el entorno artístico y escultórico en el que se desarrolla el acto lo hagan único.

Este Vía Crucis que cuenta con el reconocimiento de “Acto de Interés Turístico Nacional de Andalucía”, concedido el pasado 11 de Julio de 2001, por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía.

En Itálica es posible apreciar toda la grandeza y majestad del imperio romano a los pies de este Jesús Nazareno que, en este tercer milenio de la cristiandad, hace florecer cada año el Evangelio en las ruinas milenarias, de ésta que fuera Itálica famosa, convertida por unos instantes en templo y morada de Dios.

Antes del acto, se celebró una eucaristía en el Templo Parroquial de San Isidoro del Campo y San Geroncio de Itálica para iniciar después el XXXI Vía Crucis de las Hermandades de Penitencia del Aljarafe sevillano.

Las Cofradías participantes se integraron en el cortejo procesional representadas por sus Cruces de Guía y faroles, ya que cada Cruz presidió una de las catorce estaciones de este piadoso acto. Las estaciones penitenciales se llevaron a cabo en la misma arena del anfiteatro romano, accediendo el cortejo al Conjunto Arqueológico por la puerta principal del monumento.



En la presente edición, como anfitriona, abría el Vía-Crucis la Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Santiponce, seguida de la Hermandad de la Soledad, de Albaida del Aljarafe; de la de Nuestro Padre Jesús Cautivo, de Almonte (Huelva); de la Hermandad de la Vera Cruz de Bormujos; de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud, de Cádiz; de la Hermandad de la Humillación de Camas; de la Hermandad de la Vera Cruz de Carrión de los Céspedes; de la Hermandad de la Soledad de Castilblanco de los Arroyos; de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia de Chiclana de la Frontera (Cádiz); de la de Nuestro Padre Jesús Nazareno de La Algaba; de las del Santo Entierro, de La Puebla de Cazalla y Pilas, y de las Hermandades de la Vera Cruz de Tomares y Valencina de la Concepción.

La nota musical corrió a cargo de la Capilla Musical “Nuestra Señora del Rosario”, que acompañó, desde su salida, al cortejo procesional, desgranando a lo largo de todo el recorrido todo lo mejor de su repertorio de música barroca, así como de la Coral Polifónica de la Hermandad Sacramental y de la Vera Cruz, de Valencina de la Concepción, cuyas voces se escucharon en el Anfiteatro Romano en cada una de las estaciones de este acto de piedad. Así mismo, los cantos gregorianos de los monjes del Monasterio de Silos, invitando al recogimiento y a la oración, sonaron en todo el Conjunto Arqueológico, a través de un hilo musical instalado para la ocasión. También se pudo disfrutar de la iluminación artística del Conjunto Arqueológico de Itálica.

El cortejo procesional salió del Conjunto Arqueológico de Itálica subiendo por el Cardo Máximo, arteria principal de la ciudad para a continuación hacer oración, meditación y responso al paso por las puertas del Cementerio Municipal, desde donde marchó hasta su entrada en el Templo.

La Sagrada Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ejecutada a mediados del siglo XVII, atribuida por algunos estudiosos a la gubia de José de Arce, procesionó en andas, cargada con el madero, representando el pasaje evangélico de Jesús con la cruz a cuestas, iluminada por cuatro faroles y con un exorno floral formado fundamentalmente por claveles rojos sangre, así como túnica de terciopelo morado, bordada en oro en el Taller de Bordados de Pepi Maya, según diseño de Enrique Bendala.
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