En las horas del día en las que los rayos solares se tornan anaranjados y en las que sus caricias son un bálsamo para el cuerpo tras el intenso calor del agosto aljarafeño, un año más, en Huévar, se obró el milagro. La Virgen de la Asunción bajó del retablo mayor de la Iglesia Parroquial que lleva su nombre para ponerse en manos de una cuadrilla de costaleros que, como siempre, la paseó por las calles de su pueblo con una equilibrada mezcla de gracia y de sobriedad, como sólo saben hacer quienes conocen los misterios de una fe secular.

Tras una salida no exenta de dificultades debidas a la singularidad de la puerta del templo (quienes no han sido testigos de ninguna salida procesional en el municipio no deben perderse la próxima Semana Santa), la talla del siglo XVIII comenzó su discurrir rodeada de fieles, que acompañaron al minimalista paso de madera labrada rematado con cuatro candelabros de guardabrisa, los mismos que, al caer la noche, se convirtieron en la única iluminación de la patrona de los hervenses.

La Virgen lucía una hermosa saya blanca bordada con motivos florales y manto celeste de brocados, coquetamente recogido en la parte delantera. Completaba el conjunto un exquisito tocado de encaje que destacaba los delicados rasgos de la imagen y sus característicos pendientes. Sobre las sienes, corona de plata y ráfaga.

En la comitiva, encabezada por las autoridades eclesiásticas, por los miembros de la junta de gobierno de la Hermandad y por la alcaldesa del municipio, numerosas mantillas blancas precedían a la patrona, formando un cortejo que despertó la admiración de los vecinos a su paso por las diferentes calles que componían el recorrido oficial.

A medianoche, la Virgen de la Asunción regresaba a su casa arropada por las voces de sus devotos que, a las puertas de la iglesia, entonaron cantos en su honor antes de repetir el heroico ejercicio necesario para cruzar el umbral de uno de los conjuntos de arquitectura religiosa más interesantes del Aljarafe. Fuegos artificiales rubricaron la jornada de un 15 de agosto que se suma al álbum sentimental de este mariano enclave.
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