El encargado de presentar el acto fue Antonio María Lebrero, que deleitó con sus elogiosas palabras a este conocido artista.
El sol que todo lo baña
El propio autor del cartel, ha descrito su obra de manera muy precisa, destacando la presencia de el Sol de Umbrete. La Luz del Rocío está representada en las características ráfagas en cuyo interior se encuentra la Santísima Virgen del Rocío, mostrada en la antigua y en la valiosa pintura del antiguo Simpecado.
Toda la composición gira en torno a Ella, haciendo un guiño al pasado y al presente de la hermandad. Por aquellos que conocieron y rezaron ante la Bendita Pintura del Simpecado antiguo y por todos los Rocieros que hoy en día le rezan al bendito Simpecado.
La composición se parte en dos creando una silueta reconocible para todos los Rocieros de Umbrete, a la derecha la silueta del Bendito Simpecado actual y a la izquierda el icónico Cajón de Umbrete en la silueta piramidal.
Dentro del Bendito Simpecado, observamos algunos de sus bordados entremezclados con ramas de olivos y aceitunas, de espigas de trigo y de uvas. Un guiño a los frutos del campo que en umbrete se cultivan y a sus gentes, que gracias a ellos y a su trabajo de sol a sol, podemos vivir.
El fondo del simpecado está compuesto por tonalidades tierras en alusión al campo, rojas en alusión al color Sacramental y amarillas a la divinidad. Un colibrí se posa en una rama de olivo, símbolo de la resurrección de Cristo y de un nuevo Pentecostés.
A la izquierda observamos el cajón, con su característica estructura piramidal, flanqueado por el Arcángel San Rafael, extraído de la pintura de las Tablas laterales del cajón.
Del ocaso a la amanecida, en los colores que fondean el nombre de Rocío. En alusión a los colores que los Rocieros de Umbrete contemplan en su camino hacia ella.
La tipografía ha sido elegida resaltando el nombre de Rocío, que se entremezcla con el nombre de Umbrete. Decir Umbrete es decir Rocío.
Para cerrar la composición el vuelo de unas palomas simbolizando al Espíritu Santo, se adentran en el Bendito Simpecado, con una lluvia de pétalos de rosas que caen sobre él y en el interior de la silueta de la ráfaga superior del Sol de Umbrete.
