Para Rosa Romero, “Soy un baile” es un deseo de ser otra cosa, es un estriptis, un show de transformista, un número de folclórica y un simulacro de otro plano de existencia donde el cuerpo se hace sonido, objeto y baile.
Rosa ha sentido la urgencia de reflexionar acerca de la violencia estructural que se ejerce hacía los cuerpos gordos por parte de la mecánica sistémica actual, que capitaliza los cuerpos hasta tal punto, que hace que la única forma posible de contratacar sea destruirlos.
Para poder entender todo esto, la artista ha dado vida a esta ficción donde plantea la necesidad de inventar nuevas alternativas de cuerpo, nuevas cajas donde encerrarlo y nuevos métodos para que los cuerpos sigan siendo entes vivos y sensibles no materializados en la fisicidad. Ser un baile debería ser una forma digna de cuerpo.