El artista lebrijano, Pedro Peña Fernández ha fallecido este 20 de diciembre a la edad de 84 años y la capilla ardiente se ha habilitado en la Casa de la Cultura de Lebrija, cumpliendo así el deseo de su familia. Pedro Peña es padre del compositor y pianista Dorantes y como polifacético creador flamenco cuenta en su haber con reconocimientos como el Caracol de Oro de la 56 Caracolá Lebrijana.

El alcalde de Lebrija, Pepe Barroso, en nombre de la ciudad, ha mostrado sus condolencias y su más sentido pésame a la familia y amigos por "tan irreparable pérdida”.

Compartimos un comunicado del Ayuntamiento de Lebrija en señal de pésame por el fallecimiento de Pedro Peña Fernández
En los días de Navidad, cuando sentimos de un modo más intenso la necesidad de compartir momentos con nuestra querida gente, Lebrija afronta con honda tristeza la marcha de uno de sus más brillantes hijos. Don Pedro Peña Fernández, se mece ya en el regazo eterno de su madre, María la Perrata. Vaya por delante nuestro cariño e inmenso respeto a la familia Peña Fernández.

La muerte – que es siempre inoportuna y proverbialmente precoz – nos enseña, sin embargo, el valor de la vida. Vivir llenando los días de sentido; vivir dando y recibiendo amor; vivir intensamente… Todo eso supo hacerlo con maestría nuestro ya añorado Pedro Peña Fernández. Creador pleno de talento, maestro, estudioso, inquieta criatura que siempre sintió el aguijón de la curiosidad y supo volcarlo en letras, discos, libros y acordes.

De entre las muchas cosas que Lebrija agradece a este gitano, destaca el impulso decisivo que Pedro Peña dio a nuestro festival flamenco, hecho que lo hizo merecedor, en 2021, del Caracol de Oro de la Caracolá lebrijana.

El hijo de Bernardo y de María – como él mismo escribió para el retrato de su hermano Juan, el Lebrijano – supo ver, en los ya lejanos años 60, la posibilidad de que Lebrija contara con su propio festival de verano, un sueño que abrigó, alentó e hizo realidad con el impulso de una serie de aficionados cabales. La Caracolá nació en 1966 con el empuje crucial de Pedro Peña Fernández.

Guitarrista, cantaor y maestro que cumplió con orgullo y sentido del deber su actividad docente, son algunas de las facetas que confluyen en la vida de este hombre gitano que siempre mostró su compromiso con la Historia y con el legado de su gente, a la que dedicó una buena parte de su tarea como investigador y escritor.

Pero, ante todo, Pedro fue un niño que tuvo la suerte de nacer en un verdadero “belén de fantasía”, cobijado siempre por el cante cálido de una gran mujer flamenca. Nadie lo expresó mejor que el propio Pedro: “los gitanos no necesitamos entronizarnos en el flamenco: nacemos y perseveramos en él de por vida”.

Sus vecinos, los lebrijanos y lebrijanas, tuvimos la suerte de conocerle y aprender de sus aportaciones al mundo del arte flamenco. Ello representa hoy una forma de aliviar el inmenso dolor que nos produce su fallecimiento. Pedro supo transmitir el valioso testigo de su herencia cultural. Los ejemplos de ello son infinitos, pero destacan con un brillo muy especial la influencia que ejerció sobre su hermano, Juan Peña Fernández el Lebrijano, y sobre sus hijos, David y Pedro María Peña Dorantes.

Patriarca de la inagotable fuente creativa de los Peña, guardián de una música que bebe en la noche de los tiempos con siglos de sonrisas y penas… Querido y siempre admirado Pedro Peña Fernández: que el cielo azul de tu Lebrija te acoja entre acordes de melodías y silencios.

Un fuerte y sentido abrazo,
El Ayuntamiento de Lebrija
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