La obra está estructurada en tres planos. A la izquierda, aparece una representación cerámica del altar mayor de la hermandad, elemento habitual en la iconografía corporativa. En el centro, un contraluz modificado de una imagen interior de la casa hermandad, que originalmente mostraba un atardecer, pero que en esta versión toma los tonos azules característicos de la corporación. La carreta del simpecado aparece como una simbólica “puerta de la gloria” que guía el caminar hacia la Blanca Paloma.
El autor, Jorge Montero, ha compartido que esta obra ha supuesto también un proceso de sanación personal, ya que la recibió tras atravesar una enfermedad que mermó sus capacidades pictóricas. “En Pedrito me veo reflejado”, confesó, subrayando que el cartel es también un testimonio de resiliencia, entrega y fe.
Con este cartel, la Hermandad de Gelves da inicio al camino hacia la Aldea, envuelto en arte, emoción y esperanza.