El monumento, ubicado en la rotonda de acceso al recinto, es una declaración de respeto y gratitud del pueblo manriqueño hacia aquellas mujeres que han hecho del bordado una seña de identidad local, transformando puntada a puntada un oficio artesanal en patrimonio cultural.
El alcalde ha anunciado el inicio de las obras de asfaltado en los alrededores del monumento y ha invitado a la ciudadanía a participar en el acto portando alguna prenda bordada —como mantones, estolas o pañuelos— como forma de visibilizar y honrar el legado de las bordadoras.
Este reconocimiento colectivo pretende resaltar el valor artístico, histórico y social de una tradición que ha tejido, con hilo y aguja, el alma de Villamanrique.
