En la composición se presenta a la Virgen y al niño, enmarcados en un cuadro dorado del que sobresale el batón del Niño Jesús y la Corona que cobra gran relevancia como símbolo de que el próximo 2 de febrero volverá a ceñir las sienes de la Santísima Virgen.
En el fondo destacan coloridas rosas haciendo referencia a la “rosa escogida” encarnando de esta manera el Jardín del Edén.
